¿Tus empleados tienen el síndrome de Burnout?

La revolución industrial trajo a nuestro mundo modificaciones que ni siquiera los preceptos de la Revolución Francesa lograron cambiar: un ritmo frenético de trabajo, más evidente en ciertos países que en otros, pero exacerbado en todo el mundo. En los países asiáticos, una jornada de trabajo de 12 horas diarias no es inusual y, en grandes metrópolis, estas jornadas aumentan con varias horas de tránsito en el desplazamiento casa-trabajo-casa. Con este exceso de trabajo, llega un determinado momento en que el cuerpo se agota.

¿Qué es el Burnout?

Es un fenómeno psicosocial, caracterizado por el agotamiento físico y mental intenso, que se desarrolla como respuesta a presiones prolongadas que una persona sufre a partir de factores emocionales estresantes e interpersonales relacionados con el trabajo.

Es más común en las profesiones que exigen el contacto directo con las personas, tales como: profesores, asistentes sociales, bancarios, enfermeros, fonoaudiólogos, fisioterapeutas, médicos y dentistas, policías, bomberos, agentes penitenciarios, recepcionistas, gerentes, asistentes de telemarketing, conductores de autobuses, entre otros.

Factores de riesgo

Son varios los factores de riesgo que pueden llegar a causar este fenómeno. Entre ellos podemos mencionar:

  • La presencia de relaciones no amigables entre los trabajadores, e incluso entre los clientes con el personal de la empresa.
  • La incapacidad de cubrir las demandas laborales que los usuarios esperan de la empresa, que puede deberse a falta de recursos y exceso de trabajo.
  • Las limitaciones que un determinado empleado pueda tener para escalar posiciones dentro de la empresa, así como para desarrollar ciertas tareas o actividades debido a alguna prohibición hecha por un superior.
  • El planteamiento de metas alejadas de la realidad que lleven al empleado a sentir que nunca podrá cubrirlas y que no está dando lo mejor de sí en lo que respecta a la productividad.

¿Cuáles son las consecuencias?

El agotamiento físico y emocional se refleja a través de comportamientos diferentes, como agresividad, aislamiento, cambios de humor, irritabilidad, dificultad de concentración, falla de la memoria, ansiedad, tristeza, pesimismo, baja autoestima y eventualmente ausencia en el trabajo.

Además, hay relatos de sentimientos negativos, desconfianza y hasta paranoia. Es posible que el paciente sufra físicamente con la enfermedad, con dolores de cabeza, migraña, cansancio, sudoración, palpitaciones, presión arterial alta, dolores musculares, insomnio, crisis de asma y trastornos gastrointestinales, respiratorios y cardiovasculares. En las mujeres, es común cambios en el ciclo menstrual.

El Burnout no aparece repentinamente como respuesta a un elemento estresante determinado, sino que emerge de una secuencia determinada de factores desencadenantes. Con el burnout el individuo pierde la capacidad de comprender la sensación o reacción de la otra persona y aún la facultad de comprender emocionalmente el otro.

Al padecer este fenómeno, el empleado no se deja afectar con los problemas y las dificultades de los demás y las relaciones interpersonales son cortadas, como si estuviera en contacto sólo con objetos, o sea, la relación se vuelve desprovista de calor humano, no tiene empatía. Se trata de un síndrome multidimensional, caracterizado por tres componentes: agotamiento emocional, disminución de la realización personal y despersonalización.

El primero se refiere a los sentimientos de fatiga y reducción de los recursos emocionales necesarios para hacer frente a la situación estresante.

El segundo se refiere a la percepción de deterioro de la auto-competencia y falta de satisfacción con las realizaciones y los éxitos de sí mismo en el trabajo.

El tercer componente se refiere a actitudes negativas, escepticismo, insensibilidad y despreocupación con respecto a otras personas.

Todos los factores son preocupantes y susceptibles a causar daño, tanto en los individuos afectados, como en los que reciben cuidados de aquellos. A continuación, para los interesados, una lista de la evolución y síntomas del Síndrome de Burnout:

  1. Necesidad de afirmarse o probar ser siempre capaz.
  2. Dedicación intensificada, con predominio de la necesidad de hacer todo solo y a cualquier hora del día.
  3. Descuido con las necesidades personales, donde actividades como comer, dormir, salir con los amigos comienzan a perder el sentido.
  4. Presencia de conflictos donde la persona percibe que algo no va bien, pero no enfrenta el problema.
  5. Reinterpretación de los valores, aislamiento, fuga de los conflictos. Lo que antes tenía valor sufre devaluación: ocio, casa, amigos, y la única medida de la autoestima es el trabajo.
  6. Negación del otro. En esa fase los demás son completamente desvalorizados, tenidos como incapaces o con desempeño bajo respecto al suyo. Los contactos sociales son repelidos, y el cinismo y agresión son los signos más evidentes.

Situación en México

El término burnout, que sólo se aplica en el ambiente laboral, fue creado por el psicoanalista americano Herbert Freudenberger en 1974 para describir la enfermedad que observó en sí mismo y en sus colegas.

En México, el 30% de los profesionales presentan el síndrome, según estudios del Centro Transdisciplinar de Investigación en Psicología (CITPsi) UAEM que evaluó a una población de 35 a 37 años entre 2002 y 2009 de 13.801 empleados distintos. El síndrome de burnout acomete a muchos enfermeros y médicos particularmente, así como a los docentes.

Las ciudades más propensas son: Jalisco, seguida del Distrito Capital, en profesiones como psicólogos, profesores, policías, bomberos, carceleros, oficiales de justicia, asistentes sociales, asistentes de telemarketing, banqueros, abogados, ejecutivos, arquitectos y periodistas. También esto se observa en un 52% en el personal femenino.

Prevención

Para prevenir, lo principal es estar atento a los síntomas: signos de descontento con su trabajo, o incluso aquella sensación de depresión y vacío de domingo por la noche pueden indicar que algo está mal con su empleo. En este punto, es importante pensar en lo que está sucediendo y buscar soluciones, no necesariamente sólo dentro de su empleo.

Busca actividades de ocio y haga esto una rutina: al menos 30 minutos diarios dedicados exclusivamente a ti mismo. Los ejercicios físicos, además de hacer bien para el sistema cardiovascular, ayudan a combatir el estrés y la ansiedad, y desvían la mente del trabajo.

En tu ambiente profesional, cuando sea posible, trata de hacer pausas, no atiendas al teléfono y no pienses en el servicio durante el almuerzo y, si simplemente no estás satisfecho con la función que estas ejerciendo, intenta buscar otro empleo, que sea más significativo para ti.

Por fin, si nada de eso está siendo suficiente, busca la ayuda de profesionales de la salud, como psicólogos, que pueden construir juntos una estrategia de enfrentamiento para este problema.

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