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Finiquito: ¿Qué debe incluir? ¿Cómo se cálcula?

finiquito

Tabla de contenidos

Cuando un vínculo laboral se apaga, lo primero que asoma suele ser la emoción: la despedida entre compañeros, la incertidumbre de lo que viene. Sin embargo, detrás de ese momento late un documento decisivo que condensa números, leyes y, sobre todo, la forma en que la empresa honra lo vivido: el finiquito. 

En la Argentina, donde las regulaciones laborales se miran con lupa y el “qué dirán” de ex-empleados corre rápido por WhatsApp y LinkedIn, gestionar este paso final con prolijidad no es un mero trámite de liquidación; es un gesto de ética corporativa que puede influir en la reputación tanto como una gran campaña de marca empleadora.

¿Qué es el finiquito en Argentina?

El finiquito es la constancia por escrito que detalla cuánto y por qué se paga cuando la relación laboral se termina. Incluye los conceptos obligatorios —salario pendiente, vacaciones proporcionales, parte del aguinaldo, indemnizaciones si corresponden— y aquellos montos adicionales que la firma decida sumar para cerrar la etapa en buenos términos. Aunque suele llevar la firma del trabajador, ese garabato no borra su derecho a reclamar; simplemente deja asentado que recibió las sumas indicadas y, llegado el caso, facilita probar de qué se habló y qué quedó pendiente.

¿Para qué sirve el finiquito?

Su utilidad es doble. Por un lado, actúa como recibo final que certifica que el empleador cumplió con la ley: evita confusiones, muestra los cálculos y brinda al trabajador la seguridad de saber cuánto se lleva. Por el otro, es un “blindaje preventivo” para la empresa, porque reduce el margen de interpretaciones y demoras que luego terminan en litigio. 

En pocas palabras, ordena la salida, levanta un acta de lo pactado y deja la cancha marcada si surgiera un desacuerdo futuro.

¿Cómo funciona el finiquito?

Todo arranca con la fecha de egreso —renuncia, despido, jubilación— y la confirmación de los conceptos adeudados. Se toma como base el último salario bruto habitual; sobre él se calculan días trabajados, vacaciones no gozadas, proporcional de aguinaldo y, cuando corresponde, indemnizaciones por antigüedad o preaviso. Con los números a la vista, recursos humanos prepara la liquidación, finanzas habilita el pago y legales revisa que no falte una coma. 

El documento llega al empleado junto con el dinero (transferencia o cheque) y queda archivado para eventuales consultas. La firma certifica la recepción, pero no cancela derechos: si después surge un error, todavía hay margen para plantearlo.

¿Por qué es importante el finiquito?

Primero, porque la Ley de Contrato de Trabajo lo exige. Después, porque un final prolijo habla de la calidad del vínculo que la empresa busca mantener con su gente, aun cuando ya no comparta pasillo. Nada desinfla más la moral interna que ver a un ex compañero reclamando lo obvio en redes sociales. 

Además, en un mercado donde el talento se mueve por recomendaciones y reseñas, cada salida sin sobresaltos suma puntos: un ex-empleado satisfecho puede volver como cliente, socio o incluso regresar a la firma más adelante.

¿Cómo se regula el finiquito en Argentina?

El marco principal es la LCT 20.744, que fija qué corresponde pagar según la causa de la desvinculación. A eso se suman convenios colectivos que, en algunos sectores, mejoran lo legal y extienden beneficios. ARCA, ex Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y el Ministerios de Capital Humano inspeccionan que los aportes y retenciones sean correctos. Por último, la jurisprudencia va afinando detalles: por ejemplo, cómo se computan variables en la base de indemnización o qué plazos se consideran razonables para transferir los fondos.

¿Quién puede usar el finiquito?

Todas las empresas —desde la pyme que liquida en una planilla Excel hasta la multinacional con payroll regional— necesitan emitirlo. RRHH coordina, legales valida, finanzas paga y el empleado lo conserva como respaldo. Estudios contables externos, muchas veces, intervienen para verificar cálculos o asesorar sobre la mejor forma de documentar un acuerdo especial.

¿Cuándo se tiene derecho al finiquito en Argentina?

Siempre que se cierra la relación: despido sin causa, renuncia, jubilación, final de contrato a plazo y hasta fallecimiento del trabajador. Cada motivo modifica la “receta” de pagos: en un despido sin causa aparecen indemnización y preaviso; en una renuncia, solo haberes pendientes y proporcionales; en un mutuo acuerdo puede incluirse una gratificación extra pactada entre las partes.

¿Qué tipos de finiquito existen?

El finiquito varía según la forma en que finaliza la relación laboral. Cada tipo tiene consecuencias legales y económicas distintas, por eso es clave conocer las opciones más habituales:

  • Despido sin causa: Incluye indemnización por antigüedad y sustitutiva de preaviso.
  • Renuncia voluntaria: Liquida sueldos, vacaciones y aguinaldo pendientes, sin indemnización.
  • Mutuo acuerdo (art. 241 LCT): Suma una compensación extra que ambas partes negocian y homologa con la autoridad competente.
  • Jubilación: Se abonan proporcionales y, si corresponde, diferencias de convenio.
  • Fuerza mayor o causas económicas: Se aplican topes reducidos del art. 247.

¿Cuáles son los elementos que incluye el finiquito en Argentina?

Salario del mes no cobrado, vacaciones y SAC proporcionales, indemnización por antigüedad (un sueldo por año o fracción mayor a tres meses), preaviso omitido (uno o dos sueldos según antigüedad), horas extras o comisiones aportadas pero aún no pagadas, premios pendientes, todo menos los descuentos legales. Cada rubro muestra número, base y cálculo para que no queden dudas.

¿Cómo calcular el finiquito correctamente?

Se toma el salario bruto habitual, se suman los componentes variables que perciba de forma estable (como comisiones o bonos), se aplican las proporcionalidades correspondientes al calendario y se cruza la información con las tablas del convenio. 

Aunque puede parecer engorroso, con un sistema de liquidación actualizado el proceso resulta ágil; lo importante es revisar la configuración antes, no después de imprimir el recibo.

¿Hay un plazo determinado para la entrega del finiquito?

La práctica y la jurisprudencia apuntan a que se pague al momento del egreso o dentro de los cuatro días hábiles. Cada día extra puede generar intereses y, peor, alimentar la desconfianza. 

Si la empresa no tiene liquidez inmediata, conviene dejar por escrito un plan de pagos consensuado; la transparencia suele desactivar el conflicto.

¿Cuáles son las consecuencias de no pagar el finiquito?

Litigio casi seguro, intereses bancarios que muerden más rápido que la inflación y la sensación, dentro y fuera de la compañía, de que algo huele mal. A largo plazo, la marca empleadora se resiente: candidatos informados esquivan empresas con juicios pendientes y los clientes, cada vez más, valoran la responsabilidad social incluso en temas de capital humano.

¿Qué rol tienen los recursos humanos frente al finiquito?

Recursos humanos es el coreógrafo de la salida: revisa el legajo, calcula, cruza datos con contaduría y prepara la documentación. También acompaña al colaborador, explica el alcance y origen de cada cifra y garantiza que la despedida sea respetuosa. 

Una comunicación clara y empática puede transformar un momento potencialmente tenso en una transición civilizada que preserve relaciones futuras.

Liquidar bien no solo evita juicios; confirma que la organización vive los valores que predica cuando todo anda bien… y también cuando llega el momento de cerrar una etapa. Cuidar ese último paso habla de profesionalismo, respeto y madurez institucional: deja la puerta abierta a futuros reencuentros, protege la reputación de la empresa y transmite un mensaje claro a quienes se quedan. Porque no se trata solo de cumplir con la ley, sino de honrar el vínculo construido. Una liquidación justa refuerza la confianza, incluso cuando el contrato se apaga, y demuestra que la empresa toma en serio su palabra hasta el final.

 

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