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Comportamiento organizacional: ¿Cuáles son sus objetivos?

comportamiento organizacional

Tabla de contenidos

Hoy, las empresas peruanas navegan un mar de cambios profundos. Las olas generacionales, la marejada tecnológica, los nuevos timones de liderazgo y las rutas híbridas de trabajo han transformado la forma en que las personas se relacionan dentro de las organizaciones. En esta travesía, comprender el comportamiento organizacional se vuelve la brújula que guía la construcción de culturas laborales sanas, ágiles y resilientes.

El comportamiento organizacional muestra, en la práctica, cómo se toman decisiones, se conducen los equipos, se comparten las ideas y se encarna la cultura empresarial. Para quienes gestionan talento, este conocimiento facilita intervenir de manera estratégica, alinear valores, potenciar el capital humano y ofrecer una experiencia laboral positiva que impulse los objetivos del negocio.

En las próximas líneas, y siempre aterrizando en la realidad peruana, exploraremos de forma práctica qué es el comportamiento organizacional, por qué cobra tanta relevancia hoy, cuáles son sus componentes y cómo puede gestionarse desde las áreas de Talento Humano para que la empresa avance con ritmo firme y sostenible.

¿Qué es el comportamiento organizacional?

El comportamiento organizacional coloca un estetoscopio sobre la empresa para escuchar su corazón humano. Combina psicología, sociología, antropología y gestión, fusionadas como ají, limón y pescado fresco en un ceviche limeño, y así descifra lo que la gente piensa, siente y hace mientras trabaja. 

Esa mezcla ilumina los hilos invisibles que avivan la motivación, sostienen la productividad, orientan las decisiones, facilitan la colaboración y apagan los roces antes de que se vuelvan incendios. Con ese mapa, las organizaciones pueden crear espacios donde cada persona crezca, aporte y asegure un éxito colectivo que perdure.

¿Para qué sirve el comportamiento organizacional?

El comportamiento organizacional cumple un rol estratégico dentro de las empresas al orientar decisiones que impactan tanto en la experiencia del colaborador como en el logro de los objetivos del negocio. Su aplicación práctica permite construir entornos más humanos, eficientes y coherentes con la cultura organizacional. A través de su uso, es posible:

  • Mejorar la interacción entre personas y equipos de trabajo.
  • Prevenir conflictos mediante una mejor comprensión de dinámicas humanas.
  • Alinear valores, actitudes y comportamientos con los objetivos estratégicos de la organización.

¿Cómo funciona el comportamiento organizacional en una empresa?

Gestionar el comportamiento organizacional se parece a dirigir una banda criolla, primero se escucha cada instrumento (las conductas de las personas y de los grupos), se toma el pulso del ambiente con una encuesta, focus groups o charlas francas, y luego se ajustan los acordes con intervenciones que faciliten la convivencia, despierten la motivación y eleven el rendimiento. Ese nuevo arreglo solo sonará afinado y duradero si vibra en la misma frecuencia que los valores y la cultura que hacen única a la organización.

¿Cuáles son los objetivos del comportamiento organizacional?

Comprender el comportamiento organizacional permite a las empresas gestionar mejor el talento humano, construir entornos laborales saludables y alinear la cultura con los objetivos del negocio. Esta disciplina persigue metas específicas que impactan directamente en el rendimiento y la cohesión interna:

  • Entender cómo se comportan las personas dentro de la empresa y qué los motiva.
  • Fomentar la eficiencia, la satisfacción y el compromiso laboral.
  • Construir una cultura que impulse el logro de metas y el bienestar colectivo.

¿Por qué es importante el comportamiento organizacional hoy?

Imagina a tu empresa como una embarcación que cruza la costa peruana, la tripulación viene de distintos lugares, el capitán dirige desde la cabina digital y los marineros (sobre todo los más jóvenes) solo seguirán a bordo si el viaje tiene sentido. En esa travesía, el comportamiento organizacional es la brújula que mantiene el rumbo, alinea la cultura pese a la diversidad, fomenta liderazgos más empáticos y emocionalmente inteligentes, y hace posible experiencias de trabajo auténticas, flexibles y sostenibles para cada persona que rema hacia el mismo destino.

¿Quién puede usar el comportamiento organizacional?

El comportamiento organizacional es una herramienta transversal que puede ser aplicada por diversos actores dentro y fuera de una empresa. Su enfoque práctico lo convierte en un recurso estratégico para quienes lideran, acompañan o gestionan procesos humanos y culturales. Es especialmente útil para:

  • CEOs y gerentes generales que buscan alinear la cultura con la estrategia.
  • Líderes de equipo y mandos medios encargados de gestionar personas.
  • Consultores organizacionales, psicólogos laborales y coaches ejecutivos.
  • Equipos de talento humano responsables de diseñar procesos culturales.

¿Cuáles son los elementos del comportamiento organizacional?

Comprender cómo late una organización requiere mirar varias piezas que funcionan al mismo tiempo, desde lo que mueve a cada persona hasta las reglas no escritas que marcan el día a día. Estos componentes, todos entrelazados, dibujan el mapa de por qué la gente actúa, se relaciona y se alinea (o no) con los objetivos de la empresa.

  • Individuos: Las motivaciones, percepciones, actitudes, estilos de personalidad y valores propios son como los motores internos que guían la conducta diaria.
  • Grupos: Dentro de los equipos emergen normas compartidas, roles, formas de liderazgo, dinámicas de colaboración y canales de comunicación que, en conjunto, actúan como el engranaje fino de la productividad.
  • Estructura organizacional: Las jerarquías formales, los flujos de trabajo y los procesos —sumados a las interacciones informales— moldean la eficiencia y la forma en que se toman decisiones.
  • Cultura organizacional: El conjunto de creencias, valores, símbolos, lenguaje y rituales dicta “cómo se hacen las cosas” y sirve de brújula para todos.

Al entender cómo estas piezas encajan, cualquier estrategia de gestión del talento o transformación cultural ganará solidez y sentido, asegurando que la empresa avance con paso firme hacia sus metas.

¿Cómo se divide el comportamiento organizacional?

Para descifrar cómo se mueven las personas dentro de una empresa, conviene observar la escena desde tres planos, tal como un dron que sube y baja para captar cada detalle. Cada nivel aporta herramientas y ángulos distintos que ayudan a intervenir con mayor precisión en la gestión del talento y la cultura.

  • Nivel individual: Aquí enfocamos el “zoom” en cada colaborador. Analizamos qué lo motiva, cómo aprende, qué filtros usa para interpretar la realidad, cuáles son sus valores y cómo toma decisiones. Conocer este cuadro íntimo permite entender por qué cada persona actúa como lo hace.
  • Nivel grupal: Subimos un poco el lente y observamos la interacción entre colegas dentro de los equipos. Revisamos el estilo de liderazgo, la forma de comunicarse, las normas que la propia cuadrilla establece, los roles que cada uno asume, la cohesión que los mantiene unidos y la manera de gestionar los conflictos.
  • Nivel organizacional: Finalmente, alzamos la vista para ver el paisaje completo. En este plano, evaluamos la estructura formal, los procesos de cambio, la cultura corporativa y las políticas internas, identificando cómo todo ello moldea el comportamiento colectivo y, en última instancia, los resultados del negocio.

Ver estos tres planos como un solo conjunto se asemeja a un ensayo en una peña criolla: cada guitarra, cajón y quijada debe afinarse para que el vals fluya parejo. Cuando todo suena en tono, la empresa logra que las acciones de su gente vibren con sus objetivos, y el resultado es un ambiente laboral más ágil, saludable y sostenible.

¿Qué tipos de comportamiento organizacional existen?

Dentro del entorno empresarial, el comportamiento organizacional puede adoptar diversas formas que impactan positiva o negativamente en la cultura, el clima y los resultados de la organización. Identificar estos tipos de conducta permite a líderes y equipos de recursos humanos intervenir de manera oportuna para fortalecer lo que suma y corregir lo que resta cohesión o efectividad. Entre los principales tipos de comportamiento organizacional encontramos:

  • Proactivo: Caracterizado por la iniciativa, la búsqueda de oportunidades y la disposición a mejorar procesos o relaciones sin necesidad de que se lo soliciten.
  • Reactivo: Más pasivo y orientado a actuar sólo ante estímulos externos o cuando la situación lo exige, sin anticipación a los problemas o necesidades.
  • Ético o no ético: Conductas que pueden estar alineadas a los valores y principios organizacionales o, por el contrario, ir en contra de ellos, afectando la integridad y reputación de la empresa.
  • Alineado o disfuncional: Refiere a comportamientos que fortalecen o debilitan la cultura organizacional. El primero refuerza las normas y prácticas compartidas, mientras que el segundo genera tensiones, resistencia o descoordinación.

Reconocer estos comportamientos permite a las organizaciones fomentar prácticas coherentes con su propósito y responder a tiempo ante posibles desviaciones culturales o conflictos internos.

¿Cómo implementar correctamente el comportamiento organizacional?

Poner en práctica un buen comportamiento organizacional requiere un plan de trabajo estratégico y consciente, casi como afinar los instrumentos antes de un concierto. Primero, hay que “tomar el pulso” de la empresa con encuestas, focus groups o entrevistas que revelen cómo se vive realmente el día a día. Luego, se definen —con la claridad de un faro en la costa— los valores y las conductas que reflejan la esencia y las metas del negocio. Capacitar en habilidades blandas, como liderazgo, comunicación, autogestión y empatía, convierte esos valores en acciones concretas. Finalmente, los sistemas de retroalimentación permanente y el reconocimiento oportuno actúan como el aplauso que refuerza las conductas correctas, consolidando un ambiente laboral sano, coherente y motivador.

¿Qué rol tiene recursos humanos en el comportamiento organizacional?

El área de recursos humanos es el guardián y jardinero de la cultura de la empresa. Su labor incluye sembrar reglas claras y actualizarlas, tomar la temperatura del clima laboral cada cierto tiempo para detectar tanto brotes de malestar como oportunidades de mejora, y podar de inmediato las conductas que puedan dañar al equipo. Además, acompaña a los líderes —modelos a seguir— brindándoles herramientas, formación y respaldo para que construyan entornos de trabajo sanos, coherentes y motivadores.

Al final, toda estrategia cobra vida en los hábitos cotidianos de las personas. Comprender, encauzar y reforzar el comportamiento organizacional es cómo alinear la brújula de todos hacia un mismo norte: sin esa dirección compartida, la cultura se resquebraja y los resultados se diluyen.

Las empresas que observan, escuchan, corrigen y celebran a tiempo los comportamientos que reflejan su visión llegan mejor preparadas a los desafíos venideros. En ese camino, Recursos Humanos y los líderes deben convertirse en guías activos de una transformación centrada en las personas, ayudando a que, juntas, impulsen el futuro de la organización.

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