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Régimen: ¿Para qué sirve? ¿Qué tipos existen?

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Cualquier director financiero en Guayaquil lo sabe: el régimen –ese conjunto de reglas que define cómo tributar, contratar gente o incluso repartir utilidades– puede impulsar el negocio o, si se descuida, golpear la caja con sanciones y sobrecostos. 

En un Ecuador que cerró 2025 con reformas fiscales y laborales casi en cadena, mantenerse al día dejó de ser tarea del contador y pasó a ser decisión estratégica de la alta dirección. Acertar con el régimen adecuado le quita nudos al papeleo, libera efectivo que puede destinarse a innovar y, de paso, deja claro ante clientes y socios que la compañía va en serio. 

Este texto baja el tema a tierra para la alta dirección: detalla qué es el régimen, para qué sirve, cómo se integra en la marcha diaria de la organización y por qué, al debatirlo, recursos humanos comparte la misma mesa (y las mismas decisiones) con Finanzas y Legal.

¿Qué es el régimen en el contexto empresarial ecuatoriano? 

En términos sencillos, “régimen” es el marco de normas que indica cómo una empresa debe tributar, contratar personal y estructurarse jurídicamente. Cada régimen –tributario, laboral o societario– trae su propio paquete de derechos y deberes. El Régimen General, por ejemplo, exige declaraciones de IVA mes a mes y contabilidad bajo NIIF; en cambio, el Régimen Simplificado para Emprendedores y Negocios Populares (RIMPE) permite a un microemprendimiento facturar con notas de venta y declarar ingresos una vez al año.

En lo laboral, el Código del Trabajo marca la cancha: contratos, jornadas, aportes al IESS y un sinfín de beneficios que ninguna empresa puede ignorar si quiere licitar con el Estado o conseguir un préstamo. Finalmente, el régimen societario –Sociedad Anónima, Limitada o la reciente S.A.S.– define el grado de responsabilidad de los socios y la flexibilidad para captar inversión.

Cumplir con estos tres frentes no es mero formalismo; es la credencial que habilita la participación en licitaciones públicas, el acceso a créditos bancarios y la posibilidad de expandirse sin tropiezos regulatorios.

¿Para qué sirve el régimen en una empresa? 

Primero, establece con claridad qué debe pagar la empresa y cuándo: impuestos, aportes sociales, tasas municipales. Esa certeza permite presupuestar sin sorpresas. Segundo, abre la puerta a beneficios e incentivos; reinvertir utilidades, por ejemplo, otorga un crédito tributario que alivia el flujo de caja justo cuando se necesita capital para crecer.

El régimen también impone límites operativos (topes de ventas para seguir en RIMPE, horarios máximos de jornada, etc.) que obligan a planificar la expansión con tiempo. Finalmente, alinear la compañía con el régimen correcto mejora la imagen frente a talentos clave: profesionales de alto nivel descartan empresas que incumplen obligaciones o manejan esquemas “creativos” de contratación.

En resumen, acertar en la elección del régimen significa optimizar impuestos, minimizar riesgos legales y posicionar la marca como empleador confiable.

¿Cómo funciona el régimen dentro de una empresa? 

El ciclo arranca con la constitución legal: elegir la figura societaria, inscribirse en la Superintendencia de Compañías, obtener Registro Único de Contribuyentes (RUC) en el Servicio de Rentas Internas (SRI) y afiliarse al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). A partir de ahí, mes a mes Contabilidad presenta declaraciones de IVA y retenciones; cada año, estados financieros auditados llegan a la SCVS y se liquida el Impuesto a la Renta.

Recursos humanos registra contratos en el Ministerio del Trabajo, afilia personal al IESS y liquida beneficios (décimos, vacaciones) en fechas establecidas. La Dirección Legal revisa reformas, actualiza estatutos y actas de junta. El engranaje funciona si estos tres departamentos se reportan mutuamente: un cambio de régimen societario impacta la forma de tributar y las cláusulas de contrato; un nuevo incentivo fiscal puede alterar la proyección de caja y los planes de capacitación.

Así, el régimen no es una carpeta en el archivo; es un proceso vivo que cruza finanzas, personas y estructura jurídica todos los días del año.

¿Por qué es importante el régimen para los negocios en Ecuador? 

Las reformas de este año movieron el piso: el SRI ajustó tablas de IR e introdujo un plan de pagos para deudas antiguas; el ISD se redujo para ciertas importaciones, abaratando equipos clave; y en materia laboral, los plazos para registrar finiquitos se recortaron a 15 días. Quien no actualice procesos corre el riesgo de multas, recargos y –peor aún– quedar fuera de un incentivo que su competencia sí aprovechará.

Además, inversores y bancos miran con lupa el cumplimiento normativo: un RIMPE mal aplicado o una sobreexposición a horas extras sin pago correcto puede costar puntos en la evaluación de riesgo. Para atraer talento senior sucede algo parecido: los candidatos investigan en portales si la empresa paga puntualmente décimos y utilidades antes de firmar.

En definitiva, el régimen dejó de ser tema de back‑office; hoy incide en la reputación, la liquidez y la capacidad de contratar a los mejores.

¿Quién puede usar o acogerse a un régimen específico? 

Elegir mal el régimen –o quedarse corto cuando las ventas suben– acarrea recargos y la pérdida de exoneraciones. Por eso conviene revisar cifras antes de cerrar el ejercicio y migrar a tiempo si es necesario.

  • RIMPE – Negocios Populares: Personas naturales con ventas hasta USD 20 000 anuales. Obliga a nota de venta, sin IVA desglosado, y una cuota fija de IR. Perfecto para un taller de costura en Tulcán.
  • RIMPE – Emprendedores: Ingresos entre USD 20 001 y USD 300 000, sean personas naturales o S.A.S. Declara IVA cada semestre y paga IR de 1 % a 2 %. Ideal para una cafetería con varias sucursales.
  • Régimen General: Ingresos superiores a USD 300 000 o actividades excluidas del RIMPE (servicios profesionales, financieros). Requiere contabilidad completa y declaraciones mensuales. Es el camino obligado para una exportadora de banano o una firma de software que factura en el exterior.

¿Qué tipos de régimen en Ecuador debes conocer? 

Al margen del tributario ya descrito, las empresas gestionan otros dos pilares:

  • Régimen laboral: Contratos indefinidos, eventuales, emergentes; cálculo de horas suplementarias; afiliación al IESS. Saltarse la escala mínima de salarios causa multas inmediatas.
  • Régimen societario: S.A., Cía. Ltda. o la flexible S.A.S., que permite un solo accionista y asambleas virtuales. Cada figura acarrea trámites y responsabilidades distintas ante la SCVS.

Conocer estos regímenes permite planificar: una startup puede nacer como S.A.S. y estar en RIMPE; cuando cruce el umbral de ventas migrará al Régimen General y –quizá– cambiará a Cía. Ltda. para atraer inversionistas que exijan junta de socios.

¿Cómo implementar correctamente un régimen en tu organización? 

El aliado clave es un asesor tributario que entienda la industria local y al mismo tiempo maneje la tecnología fiscal (facturación electrónica, ATS, etc.).

  1. Diagnóstico inicial con el contador y el abogado: Ingresos, proyección de crecimiento, tipo de actividad.
  2. Actualización del RUC y estatutos: Si se decide cambiar de régimen o figura societaria.
  3. Ajustes contables y de nómina: Nuevos códigos en el ERP, leyendas específicas en facturas, retenciones adecuadas.
  4. Capacitación interna: Explicar al personal de ventas por qué la factura ahora lleva “Contribuyente RIMPE” o al equipo de RRHH cómo cambia el cálculo de anticipo de utilidades.
  5. Revisión semestral: Comparar proyecciones con cifras reales; si las ventas crecen más rápido, preparar la transición al régimen siguiente antes de que el SRI lo notifique.

¿Qué rol juega recursos humanos en la gestión del régimen? 

Recursos humanos traduce la norma en prácticas diarias. Ajusta contratos al régimen societario vigente, registra trabajadores en el IESS con el código correcto y monitorea que la nómina cumpla los topes de horas extras. Si la empresa migra al Régimen General y comienza a emitir facturas con retención, RRHH debe revisar que los honorarios de consultores se liquiden con la retención adecuada. Además, debe asegurar que los soportes queden archivados para auditoría.

También coordina con Finanzas para cuadrar provisiones de décimos y utilidades, cuyo cálculo cambia si se modifican salarios o categoría laboral. Y trabaja con Legal para actualizar reglamentos internos según nuevas disposiciones de jornada o teletrabajo. Su mirada preventiva ahorra demandas y, sobre todo, cuida la marca empleadora.

El régimen como herramienta estratégica, no solo legal

Gestionar el régimen correcto es comparable a elegir la ruta fiscal, laboral y societaria que menos frenos pone al crecimiento. Al mismo tiempo, es la que más combustible deja en caja.
Un directorio que revisa su régimen cada año y actualiza procesos ante las reformas, logra prevenir riesgos. Si además involucra a Recursos Humanos, Contabilidad y Legal en la misma conversación, no solo evita sanciones.
También libera recursos para innovar, atrae talento de primer nivel y proyecta al mercado la imagen de una empresa que juega limpio y piensa a largo plazo.

En un Ecuador que ajusta reglas con la rapidez de la realidad económica, el régimen deja de ser letra pequeña. Se instala en la agenda estratégica de cualquier CEO que pretenda dormir tranquilo… y crecer sin sobresaltos.

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