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Prestamos: ¿Qué son? ¿Para qué sirven?

Prestamos

Tabla de contenidos

En Colombia, los préstamos ya hacen parte de la cotidianidad. Para muchas personas, son ese empujón que permite hacer realidad lo que, de otro modo, seguiría siendo un plan postergado. Comprar vivienda, resolver una urgencia médica, invertir en educación o sacar adelante un emprendimiento: el crédito abre puertas. Pero no es magia. Si se toma sin entender bien cómo funciona o sin leer con calma las condiciones, puede convertirse en una carga que afecta no solo el bolsillo, sino también la tranquilidad.

Este artículo busca aterrizar el tema con claridad y sin adornos. Hablar de qué es realmente un préstamo, cómo se clasifican, qué riesgos vale la pena tener en el radar y cuál es el rol que juega recursos humanos cuando los créditos se vuelven parte de los beneficios que ofrece la empresa. Porque al final, cuando una organización se mete a facilitar préstamos internos o gestionar convenios para sus trabajadores, no está simplemente prestando plata: está entrando en la vida financiera de su gente, con todo lo que eso implica en términos de confianza, responsabilidad y gestión.

¿Qué son los préstamos?

En el lenguaje diario es común decir cosas como “pedí un préstamo al banco” o “me ayudaron desde el fondo de empleados”. Pero detrás de esa frase casual hay una operación formal con reglas claras. Un préstamo es, en esencia, un acuerdo entre dos partes: alguien entrega una suma de dinero y quien la recibe se compromete a devolverla en un plazo específico, pagando un valor adicional —el interés— como parte del trato. No es un favor, es un compromiso financiero que debe entenderse bien desde el comienzo.

Esto no aplica solo a los bancos. En Colombia, también prestan cooperativas, entidades del gobierno, fintechs e incluso algunas empresas con músculo financiero suficiente. Lo importante es tener claro que ese acuerdo incluye condiciones que definen el impacto real del préstamo: el monto prestado, el interés cobrado, el plazo para pagar y, en algunos casos, una garantía que respalda el crédito. Entender bien estos elementos no solo ayuda a tomar decisiones más informadas, sino que también permite gestionar el crédito con más tranquilidad y menos sorpresas.

Ese compromiso está compuesto por varias piezas que no se deben pasar por alto, porque son las que determinan el impacto real del préstamo sobre las finanzas de quien lo recibe. Los cuatro elementos clave son:

  • Capital: El monto de dinero que se presta.
  • Interés: El valor adicional que se paga por usar ese dinero.
  • Plazo: El tiempo que se tiene para devolverlo.
  • Garantía: Un respaldo exigido en algunos casos, como una propiedad, un vehículo o incluso el salario.

¿Para qué sirve un préstamo?

Un préstamo no es simplemente tener plata disponible. Es una herramienta de planeación financiera cuando se usa bien, que permite resolver necesidades importantes o estratégicas. En la práctica, cumple funciones distintas dependiendo del momento de vida de cada persona o del tipo de organización. A veces se usa para salir de una emergencia, otras para invertir, otras para acceder a un bien de alto valor.

Estas son algunas de las razones más comunes para solicitar un préstamo:

  • Financiar proyectos personales: Como la compra de una casa, vehículo o educación superior.
  • Cubrir imprevistos: Emergencias médicas, accidentes, o reparaciones urgentes en casa o el carro.
  • Invertir en crecimiento: Ya sea para emprender, renovar maquinaria o adquirir activos productivos.

¿Qué tipos de préstamos existen?

En Colombia, los préstamos vienen en distintas presentaciones, cada uno pensado para una necesidad específica. Resulta evidente que el propósito de un crédito marca toda la diferencia en su valoración estratégica. Invertir en potencial a futuro –sea a través de la educación o impulsando un negocio propio– opera bajo una lógica distinta a la de asegurar bases fundamentales como la vivienda, o la de sortear imprevistos críticos como una urgencia médica. Cada situación pide un tipo de solución diferente. Por eso, conocer las categorías —según el propósito, el plazo, la entidad o la garantía— ayuda a tomar decisiones más acertadas. Elegir bien evita pagar de más, firmar condiciones desfavorables o asumir compromisos que luego se vuelven una carga. Además, permite una mejor negociación con bancos, cooperativas o fondos, y entender qué producto realmente se ajusta a la realidad de quien lo necesita.

La clasificación puede hacerse desde distintos enfoques. Estos son los más comunes:

  • Quién presta el dinero: Bancos, cooperativas, fondos de empleados, entidades estatales.
  • Para qué se usa: Vivienda, consumo, educación, negocios, salud.
  • Garantía: Con respaldo hipotecario, prendario o sin garantía (crédito personal).
  • Plazo de pago: Corto (hasta 1 año), mediano (1 a 5 años) o largo plazo (más de 5 años).

¿Cómo es que se solicita un préstamo?

A simple vista, pedir un préstamo puede parecer tan fácil como llenar un formulario y esperar una llamada. Pero detrás de ese trámite hay todo un proceso que combina análisis financiero, evaluación de riesgos y verificación de condiciones que no siempre se ven a simple vista. Cada entidad —sea un banco, una cooperativa o un fondo de empleados— tiene su propio sistema, con sus tiempos, requisitos y formatos. Aun así, el recorrido suele seguir ciertos pasos básicos que vale la pena tener claros.

Aquí los elementos básicos que suelen pedir las entidades:

  • Requisitos: Documento de identidad, certificado de ingresos, referencias laborales o personales.
  • Proceso de solicitud: Diligenciamiento del formulario, explicación del destino del dinero.
  • Evaluación: Análisis del historial crediticio, capacidad de endeudamiento y nivel de riesgo.
  • Aprobación y desembolso: Firma del contrato, aceptación de condiciones y entrega del dinero.

¿Qué son los préstamos a los trabajadores?

Dentro de las empresas en Colombia, los préstamos a los trabajadores se han ido consolidando como una herramienta práctica y cercana para cuidar el bienestar financiero del equipo de trabajo. No son una moda ni un gesto simbólico: son una respuesta concreta a necesidades reales. La lógica es simple pero poderosa —ayudar al colaborador a acceder a crédito en condiciones más favorables que las que ofrecen muchas entidades del mercado, sobre todo en temas sensibles como vivienda, salud o educación.

Estos créditos pueden destinarse a distintos fines y tienen beneficios claros tanto para el trabajador como para la empresa. Entre los más comunes:

  • Fidelización: Ayudan a retener talento al ofrecer soluciones reales.
  • Acceso a bienes y servicios: Permiten que el empleado compre vivienda, estudie o resuelva emergencias.
  • Bienestar general: Mejoran la estabilidad financiera del colaborador y reducen el estrés laboral asociado a deudas externas.

¿Cómo se pueden otorgar estos préstamos?

No todas las empresas tienen la capacidad financiera de prestar directamente, pero eso no las excluye. Existen diferentes maneras de facilitar este beneficio según los recursos, el tamaño de la organización y su relación con entidades del sector financiero. Lo importante es que haya una política clara, reglas internas definidas y un proceso formal.

Las dos formas más comunes de ofrecer préstamos a trabajadores son:

  • Directamente desde la empresa: Con fondos propios o en alianza con una entidad financiera aliada.
  • A través de cooperativas de empleados: Gestionadas por los mismos trabajadores, con fondos comunes y reglas autónomas.

¿Cuál es el monto que se puede prestar a un trabajador?

El valor del préstamo no es una cifra fija. Depende de varios factores que deben analizarse con cuidado para evitar situaciones de sobreendeudamiento o de falta de liquidez para la empresa. El monto suele definirse con base en políticas internas que consideran tanto la realidad financiera del trabajador como la capacidad de respuesta de la organización.

Entre los criterios más usados para definir el monto están:

  • Capacidad de pago del empleado
  • Salario mensual
  • Antigüedad en la empresa
  • Estabilidad laboral y nivel de endeudamiento previo

¿Cómo gestiona recursos humanos estos préstamos?

El área de Recursos Humanos es la que aterriza estos beneficios y vela porque todo ocurra con transparencia, justicia y sostenibilidad. No se trata solo de “entregar plata”: implica fijar políticas claras, definir criterios de acceso y evaluación, y hacer seguimiento a su uso e impacto. Además, funciona como puente entre la empresa y las entidades financieras externas cuando se requiere.

Las funciones de RRHH en este tipo de créditos incluyen:

  • Diseñar políticas internas claras
  • Evaluar las solicitudes con base en criterios objetivos
  • Controlar los desembolsos y cobros
  • Negociar condiciones con bancos o cooperativas aliadas

¿Qué riesgos hay que tener en cuenta?

Así como los préstamos abren puertas, también pueden generar problemas si no se gestionan con criterio. Por eso es fundamental hablar de los riesgos asociados y de cómo evitarlos. En contextos de incertidumbre económica —como el actual en Colombia— este tipo de advertencias no son accesorias, son necesarias.

Los riesgos más comunes incluyen:

  • Endeudamiento excesivo: Comprometer más de lo que se puede pagar afecta la salud financiera y emocional.
  • Tasas de interés altas: Elevan el costo total del crédito, incluso cuando la cuota mensual parece baja.
  • Estafas: Los préstamos exprés o sin papeles muchas veces esconden fraudes. Siempre hay que revisar que la entidad esté legalmente autorizada.

Los préstamos pueden ser aliados si se entienden como una herramienta financiera y no como una solución mágica. Bien gestionados, sirven para crecer, resolver y construir. Desde recursos humanos, además, tienen un rol fundamental cuando hacen parte de una política organizacional de bienestar.

En un país como Colombia, donde muchas veces el acceso al crédito tradicional es limitado, este tipo de estrategias no solo mejoran la vida de los trabajadores, sino que también fortalecen la cultura organizacional. La clave está en hacerlo con intención, responsabilidad y visión a largo plazo.

Preguntas frecuentes

¿Cómo puede afectar la jornada laboral a los préstamos?

La jornada laboral incide en los préstamos porque define calendarios de pago, cortes de nómina y capacidad de descuento. Cambios de turnos, recargos u horas extras pueden alterar promedios y montos disponibles; por eso conviene simular escenarios, documentar acuerdos y mantener alertas tempranas para prevenir moras y tensiones innecesarias.

¿Cómo afecta los préstamos al Ministerio de Trabajo?

Ante el Ministerio de Trabajo, los préstamos exigen consentimiento informado, límites prudentes de descuento y tasas no abusivas, sin sustituir obligaciones salariales. Políticas claras y contratos simples reducen conflictos y facilitan conciliaciones; además, registros trazables demuestran diligencia del empleador si surge una queja por afectación del ingreso mínimo del trabajador.

¿Cómo impacta los préstamos en la cultura organizacional?

Los préstamos impactan la cultura organizacional cuando se ofrecen como beneficio responsable: criterios públicos, evaluación objetiva y educación financiera fortalecen confianza y sentido de apoyo mutuo. Si se gestionan con favoritismos o poca claridad, aparecen rumores y desmotivación; medir percepción y ajustar reglas a tiempo preserva equidad y cohesión.

¿Qué implicaciones tiene los préstamos con respecto a la DIAN?

Frente a la Dirección de Impuestos y Aduanas (DIAN), los préstamos requieren registros contables claros, contratos firmados y conciliación con nómina; los intereses y eventuales beneficios deben reflejarse correctamente en la base tributaria. Una política transparente evita glosas, sustenta deducibilidad cuando aplique y protege el flujo de caja durante auditorías o cruces con facturación electrónica.

¿Qué implicaciones tiene los préstamos en la licencia de maternidad?

En licencia de maternidad, los préstamos requieren revisar cronograma y montos de descuento para no afectar la base protegida ni el bienestar de la familia. Pactar periodos de gracia, recalcular cuotas y coordinar con nómina y EPS ayuda a prevenir reclamaciones y mantiene una relación respetuosa y sostenible.

¿Qué implicaciones tiene el trabajo remoto con respecto a los préstamos?

Con trabajo remoto, los préstamos dependen de procesos digitales seguros: validación de identidad, firmas electrónicas, gestión documental y atención remota de dudas. Establecer flujos sencillos, resguardar datos sensibles y ofrecer educación financiera asincrónica mejora la experiencia; además, evidencia disponibilidad y cercanía real, aun cuando los equipos están distribuidos geográficamente.

¿Cómo se relaciona los préstamos con el aguinaldo?

Los préstamos se relacionan con el aguinaldo porque suele usarse para amortizar saldos o realizar abonos extraordinarios autorizados. Planear descuentos con anticipación, explicar el cálculo y respetar límites de retención evita sorpresas en temporada alta. Una comunicación humana sostiene la motivación y cuida la liquidez de la empresa y del empleado.

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