Tabla de contenidos
- ¿Qué es la equidad de género en Chile?
- ¿Cuál es el propósito de la equidad de género?
- ¿Cuáles son las características de la equidad de género?
- ¿Por qué es importante la equidad de género?
- ¿Cuáles son las ideas principales sobre la equidad de género?
- ¿Cuál es la diferencia entre la igualdad y la equidad de género?
- ¿Qué función tiene el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género en Chile?
- ¿Cuáles son las leyes que promueven la equidad de género en Chile?
- ¿Cómo se practica la equidad de género en el trabajo?
- ¿Cuál es la importancia de la equidad de género en el trabajo?
- ¿Qué beneficios brinda la equidad de género en el entorno laboral?
- ¿Cómo los recursos humanos gestionan la equidad de género?
Hace rato que la equidad de género dejó de ser un tema “blando” o secundario dentro del mundo laboral. Hoy, más bien, es una preocupación tangible, que atraviesa decisiones estratégicas en cultura organizacional, liderazgo y sostenibilidad.
En Chile, esta conversación ya no está en pañales. Si bien se ha avanzado, siguen presentes diferencias importantes: sueldos desiguales, pocas mujeres en cargos de poder y una estructura que todavía no facilita del todo compatibilizar el trabajo con la vida personal, sobre todo en sectores exigentes. Para quienes lideran empresas, esto no va solo de cumplir una norma o quedar bien. Va de estar realmente preparados para atraer talento, construir equipos sólidos y mantenerse vigentes.
La idea de esta guía es aterrizar el concepto de equidad de género en la gestión de personas, con los pies bien puestos en la realidad chilena.
¿Qué es la equidad de género en Chile?
Hablar de equidad no significa tratar a todos igual, como si estuviéramos en un laboratorio sin historia. Significa, más bien, entender que no partimos del mismo punto, y que el camino para llegar a los mismos lugares puede requerir apoyos distintos según el caso.
En Chile, aunque hay normas como la Ley de Igualdad de Remuneraciones, los números siguen mostrando que las mujeres, en promedio, ganan un 20% menos que los hombres en roles similares (datos del INE). Y en muchas industrias, siguen siendo minoría en los espacios donde se toman decisiones importantes.
Conviene no confundir este término con otros:
Igualdad de género
Apunta a que hombres y mujeres tengan acceso a los mismos derechos y oportunidades, sin discriminaciones de base.
Igualdad de oportunidades
Se refiere a que existan condiciones reales para que cada persona avance, más allá de su género.
Empoderamiento femenino
Consiste en potenciar la autonomía y participación activa de las mujeres en todos los ámbitos.
¿Cuál es el propósito de la equidad de género?
La meta de fondo es bien clara: que el género deje de ser una barrera o un privilegio. Que las personas puedan desarrollarse sin tener que enfrentarse a obstáculos que no tienen nada que ver con su talento ni con su preparación.
Algunos focos estratégicos
- Borrar del mapa las prácticas discriminatorias, desde las brechas salariales hasta la distribución tradicional de roles.
- Asegurar que los liderazgos no tengan género predeterminado. Que el mérito pese más que el estereotipo.
- Promover ambientes diversos e inclusivos, donde la diferencia aporte valor y no se vea como una amenaza.
- Impulsar políticas que hagan compatible el trabajo con la vida personal, porque el equilibrio es una condición básica para que el talento florezca.
- Y, no menos importante, fortalecer el crecimiento económico con una mirada de largo plazo, incorporando talento que históricamente ha estado fuera de foco.
En resumen, avanzar en este tema no es solo responder a una exigencia ética o legal. Es pensar estratégicamente cómo queremos que se vea nuestra empresa de aquí a cinco o diez años.
¿Cuáles son las características de la equidad de género?
La equidad de género no apunta a imponer una tabla rasa. Busca reconocer las diferencias estructurales que existen (por historia, cultura o contexto) y propone intervenir con acciones concretas para corregirlas.
En la gestión de personas, esto se ve en acciones como
- Ajustar beneficios internos: por ejemplo, licencias parentales más equitativas o programas de mentoría dirigidos a mujeres en industrias dominadas por hombres.
- Fomentar activamente la participación femenina en espacios históricamente cerrados, pero sin caer en cuotas simbólicas que no se sostienen.
- Diseñar condiciones más flexibles, especialmente en lo relacionado con el cuidado, una tarea que sigue estando desproporcionadamente en manos de las mujeres.
Ahora bien, no se trata de definir una política y olvidarse. La equidad es un proceso en movimiento. Lo que sirve hoy, mañana puede quedar corto. Por eso es fundamental monitorear, escuchar e ir adaptando las medidas según la evolución del contexto.
Y acá, la clave está en que este esfuerzo no recaiga solo en RRHH. Es una tarea transversal, que involucra a toda la organización si de verdad se quiere mover la aguja.
¿Por qué es importante la equidad de género?
Porque, aunque suene increíble, en 2025 todavía hay decisiones que se toman en base al género. Eso se nota en cómo se contrata, a quién se promueve y quién recibe reconocimiento.
Pero también hay una dimensión estratégica que no se puede ignorar:
- Rentabilidad: Las empresas más equitativas tienden a ser más productivas, creativas y con mejor clima organizacional.
- Impacto social: Avanzar en equidad ayuda a reducir la pobreza, mejora la convivencia y es un freno efectivo a la violencia de género.
- Marca empleadora: Las nuevas generaciones no se conforman con un discurso vacío. Buscan empresas donde la diversidad sea parte del ADN, no sólo un póster en la pared.
Todo esto hace que incorporar este enfoque no sea un lujo, sino una necesidad para seguir siendo relevantes en un mercado que cambia cada día.
¿Cuáles son las ideas principales sobre la equidad de género?
Para que la equidad de género sea algo más que una declaración, hay conceptos base que deben estar claros en toda organización:
- El género es una construcción social. No es neutro, y condiciona desde la infancia hasta la vida laboral.
- Las desigualdades tienen historia. No son un error puntual, sino parte de un sistema que hay que revisar con intención.
- Equidad no es igualdad absoluta. Se trata de nivelar el terreno, no de borrar diferencias legítimas.
- Los estereotipos siguen vigentes. Ideas como que las mujeres son “menos racionales” o que los hombres “no saben cuidar” siguen influyendo en decisiones clave.
- Ganar en equidad beneficia a todos. Mejores decisiones, más innovación y una sociedad más sana y justa.
Este tipo de cosas no son ideas al aire. Tienen efecto real en cómo se arma un equipo, en el estilo con que se conduce una empresa y en la forma en que esta se prepara para lo que viene.
¿Cuál es la diferencia entre la igualdad y la equidad de género?
Aunque a veces se usen como si fueran lo mismo, hay un matiz importante que conviene no perder de vista.
La igualdad propone entregar lo mismo a todos. Pero si alguien parte en desventaja, eso no garantiza que llegue al mismo lugar. Es como entregar el mismo zapato a dos personas con tallas distintas.
La equidad, en cambio, se enfoca en dar lo que cada uno necesita para llegar. Ajusta, adapta, nivela. No por favoritismo, sino por justicia estructural.
Un ejemplo gráfico: si dos personas deben alcanzar una repisa alta y solo una tiene la altura suficiente, la igualdad entrega un solo cajón para ambos. La equidad da el apoyo justo a quien lo necesita para alcanzar la misma meta.
¿Qué función tiene el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género en Chile?
En nuestro país, este ministerio cumple un rol clave para empujar el cambio desde lo público. No solo traza políticas, sino que también articula con otras instituciones para que el enfoque de género no quede en letra muerta.
Algunas de sus funciones centrales
- Diseñar estrategias que atraviesen salud, educación, trabajo y política, desde una mirada transversal.
- Promover reformas estructurales que rompan con las brechas de siempre.
- Implementar acciones de prevención y respuesta frente a la violencia de género.
- Fortalecer la participación política y social de las mujeres, con foco en decisiones relevantes.
- Coordinar con distintos actores (Estado, empresas, sociedad civil) para integrar el enfoque de género desde el diseño hasta la ejecución de las políticas.
- Generar datos que permitan medir avances, ajustar medidas y tomar decisiones basadas en evidencia.
Para quienes quieran profundizar, el sitio oficial del ministerio es el sitio web del Ministerio de la Mujer.
¿Cuáles son las leyes que promueven la equidad de género en Chile?
No hay una sola ley que abarque todo el panorama, pero sí se ha ido armando un marco legal cada vez más robusto para empujar cambios reales en torno a la equidad de género, especialmente en el trabajo.
Algunas normativas que vale tener en el radar
- Ley N° 20.348: Apunta directo al acoso sexual en contextos laborales, fijando pasos claros para prevenirlo y actuar cuando se presenta.
- Ley N° 21.015: Aunque nació como una política de inclusión para personas con discapacidad, incluye una mirada de género que reconoce las barreras adicionales que enfrentan muchas mujeres en esa situación.
- Ley N° 21.369: Pone sobre la mesa el acoso laboral, sexual y la violencia en entornos de trabajo, regulando con más claridad lo que antes quedaba difuso.
- Normativas sobre igualdad salarial y protección de la maternidad: Establecen que a igual trabajo, igual salario, y protegen el empleo durante el embarazo, postnatal y periodos de crianza.
Ahora, que exista una ley no asegura el cambio por sí solo. Para que estas normas realmente impacten, se necesita tanto fiscalización activa como voluntad firme desde las empresas. No basta con “cumplir”; hay que comprometerse con entornos más sanos, más justos y más coherentes con lo que se dice.
Para revisar los textos legales y sus implicancias, el sitio de la Dirección del Trabajo es el lugar: sitio web de la Dirección de Trabajo.
¿Cómo se practica la equidad de género en el trabajo?
La equidad de género no llega por decreto ni por eslóganes. Se construye en el día a día, con decisiones concretas que empujan la balanza hacia relaciones laborales más justas y sostenibles.
Acciones que hacen la diferencia
- Sueldo igual por pega igual: No alcanza con asumir que se paga lo mismo. Hay que revisar con datos, con auditorías periódicas y criterios objetivos.
- Diversidad real en cargos altos: Abrir espacios para mujeres en la toma de decisiones no solo democratiza el poder, también mejora la calidad de las estrategias.
- Protocolos vivos contra el acoso: Tenerlos es un mínimo, aplicarlos es lo que transforma. La confianza se construye con canales seguros y respuestas claras.
- Conciliación laboral y personal como política: Horarios flexibles, licencias parentales compartidas y teletrabajo, más que beneficios, son herramientas para no expulsar talento.
- Mentorías enfocadas: Acompañar a mujeres que buscan avanzar en su carrera profesional puede romper techos que llevan años sin tocarse.
- Selección sin prejuicios: Revisar cómo se redactan las ofertas y quién toma las decisiones de contratación es clave para sacar los sesgos de raíz.
- Lenguaje que suma, no que excluye: Lo que se comunica define cultura. Ser intencional con el lenguaje construye coherencia.
- Auditorías de género: Permiten identificar y abordar brechas con foco y sin improvisaciones.
- Metas con seguimiento: Lo que se define, se mide. Y lo que se mide, se gestiona.
¿Cuál es la importancia de la equidad de género en el trabajo?
Instalar la equidad de género en la gestión no es solo una declaración bonita. Es, derechamente, una apuesta estratégica. Quienes lo han hecho bien, ven mejoras no solo en el ánimo de los equipos, sino también en la cuenta de resultados.
Impactos tangibles en la operación:
- Mejor clima interno: Donde hay justicia, hay compromiso. Y donde hay compromiso, hay productividad.
- Más diversidad, más soluciones: Equipos mixtos piensan distinto, y eso se traduce en decisiones más sólidas.
- Marca empleadora con peso: Las personas no solo miran el sueldo. Miran valores. Una cultura equitativa posiciona a la empresa como un lugar donde vale la pena estar.
- Atraer y retener talento con propósito: Las generaciones nuevas eligen dónde trabajar según cómo se vive el respeto y la inclusión.
- Menos rotación, menos licencias: Condiciones más justas reducen el estrés, y eso mejora la continuidad operacional.
- Contribución al país real: Las empresas modelan la sociedad. Apostar por la equidad es parte de construir el Chile que decimos querer.
¿Qué beneficios brinda la equidad de género en el entorno laboral?
Cuando se pasa del discurso a la acción, la equidad de género se convierte en una fuerza transversal que cambia desde la manera en que se piensa el liderazgo, hasta cómo se resuelven conflictos cotidianos.
Beneficios que se sienten en el día a día
- Más creatividad: La diversidad de experiencias y miradas empuja la innovación, sin necesidad de hacer grandes campañas.
- Decisiones más completas: Considerar distintas perspectivas evita sesgos y fortalece la toma de decisiones estratégicas.
- Mayor compromiso emocional: Trabajar en un lugar donde uno siente que importa, genera más pertenencia que cualquier bono.
- Ambientes más sanos: Reducir percepciones de injusticia disminuye tensiones internas y mejora la convivencia.
- Adaptación más rápida: Las empresas diversas responden mejor a cambios, porque están acostumbradas a integrar distintos puntos de vista.
- Clientes más leales: En un mercado cada vez más informado, la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace importa, y mucho.
¿Cómo los recursos humanos gestionan la equidad de género?
Recursos humanos no puede ser un área que solo reacciona. Tiene que liderar, proponer, empujar. Porque buena parte de lo que se vive en una empresa (desde los sueldos hasta los estilos de liderazgo) pasa, directa o indirectamente, por sus manos.
Políticas claras
Tener lineamientos bien definidos sobre diversidad y equidad, con respaldo explícito de la alta dirección, ayuda a ordenar y dar sentido a cada acción que se implementa. Desde las contrataciones hasta los ascensos, todo se alinea mejor cuando hay un marco que guía.
Procesos de selección sin sesgos
Revisar cómo se redactan las ofertas laborales, cómo se estructuran los paneles de selección y qué tipo de evaluaciones se aplican permite eliminar prejuicios que muchas veces pasan desapercibidos. Es ahí donde se empieza a construir un acceso más justo a las oportunidades.
Capacitación que transforma
No basta con talleres puntuales. Es necesario formar de manera sostenida, sobre todo a quienes lideran equipos, en temas como sesgos inconscientes, liderazgo inclusivo y gestión diversa. Cambiar el chip requiere tiempo, intención y constancia.
Protocolos ante el acoso
Tener mecanismos para prevenir, denunciar y sancionar situaciones de acoso (ya sea laboral o sexual) es parte de generar un entorno laboral donde prime la confianza. Pero no basta con que existan, deben ser conocidos, aplicables y efectivos.
Igualdad salarial sin letra chica
Auditar los sueldos, definir bandas salariales claras y asegurar que haya coherencia entre funciones y remuneraciones permite avanzar hacia una estructura más justa. Porque muchas veces, la brecha no está en la intención, sino en la práctica diaria.
Conciliación que no discrimina
Ofrecer esquemas como el teletrabajo, horarios flexibles o licencias igualitarias no debería depender del jefe de turno. Tiene que estar en la política general, para que las decisiones personales no terminen afectando el desarrollo profesional.
Medición constante
Lo que no se mide, se pierde de vista. Monitorear indicadores como la presencia de mujeres en cargos altos, las diferencias de sueldo o las tasas de promoción por género permite hacer ajustes a tiempo y no quedarse en el discurso.
Apoyo externo estratégico
En Chile, hay instituciones como el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género que ofrecen recursos valiosos, desde guías prácticas hasta acompañamiento técnico. Aprovechar ese apoyo puede marcar la diferencia entre improvisar y avanzar con base sólida.
Comunicación y liderazgo alineado
La cultura se transmite también con palabras. Por eso es clave que la empresa comunique interna y externamente sus compromisos, y que los líderes (con sus actos y mensajes) encarnen esa visión. Lo que se vive adentro es lo que se proyecta hacia afuera.
Impulsar la equidad de género no es un detalle para la galería. Es una jugada estratégica que toca fondo en la forma de trabajar, atraer talento y proyectar un negocio que quiera durar. Las organizaciones que se la juegan en serio no solo ganan en ambiente interno, también quedan mejor paradas para enfrentar lo que viene. Porque gestionar con equidad es, finalmente, gestionar con visión.