Tabla de contenidos
- ¿Qué es el estrés laboral?
- ¿Cuáles son los síntomas de estrés laboral?
- ¿Cómo actúa una persona con estrés laboral?
- ¿Qué consecuencias tiene el estrés laboral en los trabajadores?
- ¿Cuáles son las estadísticas del estrés laboral en Chile?
- ¿En qué consiste la licencia por estrés laboral en Chile?
- ¿Cuánto dura una licencia por estrés laboral?
- ¿Quién brinda la licencia por estrés laboral?
- ¿Cómo demostrar que se tiene estrés laboral?
- ¿Se puede despedir a un empleado por estrés laboral?
- ¿Cómo los recursos humanos pueden manejar el estrés laboral de los trabajadores?
- ¿Qué actividades se recomiendan para evitar el estrés laboral?
- ¿Se puede presentar una demanda por estrés laboral?
Hablar de estrés laboral hoy no es exagerar. En Chile, cada vez se nota más cómo las exigencias del entorno (esa mezcla de metas ambiciosas, correos a toda hora y urgencias que no paran) están pasando la cuenta. Y no solo a las personas que lo padecen. Las organizaciones también lo sienten. Baja la productividad, se daña el ambiente laboral, y los equipos se desgastan.
Desde la gestión de personas, el desafío es doble: identificar cuándo el estrés empieza a hacer ruido y activar medidas reales que no se queden solo en un afiche bonito en la oficina. Lo que sigue es una revisión profunda, pero aterrizada, sobre este tema. Con foco local, con contexto real y con propuestas que pueden marcar la diferencia desde RRHH y la alta dirección.
¿Qué es el estrés laboral?
Cuando las exigencias del trabajo superan lo que una persona puede manejar, el cuerpo y la mente reaccionan. No es algo que se elija. Simplemente ocurre. Y ahí aparece el estrés laboral. La OMS lo describe como una respuesta negativa frente a demandas laborales que no se pueden controlar o gestionar de forma efectiva.
Ojo, no se trata de una tensión puntual como la que puede surgir en cualquier día complejo. Esto es más constante, más profundo, y suele estar muy ligado al entorno de trabajo. Según el modelo demanda-control, el problema se dispara cuando hay mucha presión y muy poca capacidad de decisión. Es decir, cuando el margen de acción del trabajador es casi nulo.
Y no hay que perder de vista los factores psicosociales que entran en juego: sobrecarga de tareas, roles poco claros, climas laborales tóxicos o la simple falta de reconocimiento. Si se identifican a tiempo, hay margen para intervenir. Si no, el daño puede escalar rápidamente.
¿Cuáles son los síntomas de estrés laboral?
No hay una única forma en que se manifieste, pero sí ciertos patrones que se repiten. Algunos se notan a simple vista. Otros, no tanto. Pero todos importan.
Síntomas físicos
- Cansancio crónico, incluso después de descansar.
- Dolores de cabeza que se vuelven rutina.
- Malestares gastrointestinales sin una causa clara.
- Dificultades para dormir bien.
- Tensión muscular que no se suelta.
Y más allá del malestar, hay riesgo real: está demostrado que aumenta la probabilidad de enfermedades cardiovasculares.
Psicológicos
- Ansiedad que se instala.
- Cambios de ánimo sin razón aparente.
- Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
- Sensación de estar al límite, sin margen de maniobra.
Síntomas conductuales
- Cambios bruscos en la forma de alimentarse.
- Aislamiento social creciente.
- Mayor consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias.
- Tendencia a evitar tareas o postergarlas continuamente.
En todos estos casos, un diagnóstico profesional es clave. No todo malestar es estrés laboral, pero cuando lo es, hay que actuar con rapidez.
¿Cómo actúa una persona con estrés laboral?
Muchas veces no lo dice, pero su manera de actuar lo grita. El desempeño baja. Las entregas se atrasan. Se cometen errores que antes no ocurrían. Y el ausentismo empieza a subir, ya sea por licencias médicas o simplemente por evasión.
También cambia la forma de relacionarse con el equipo. La paciencia se acorta, las respuestas se vuelven secas, y cualquier roce puede terminar en conflicto. El compromiso con la organización se diluye: ya no hay ganas de participar, ni de proponer, ni de avanzar.
Y cuando toca tomar decisiones, la cosa se complica. Cuesta más pensar con claridad, se cometen errores evitables y la confianza propia empieza a flaquear. Todo eso afecta también la comunicación: responder un mail, participar en una reunión o proponer una idea se vuelve una carga más que una oportunidad.
Desde recursos humanos, mirar estos signos con atención puede ser la diferencia entre un colaborador que se recupera y uno que se va apagando.
¿Qué consecuencias tiene el estrés laboral en los trabajadores?
Este no es solo un tema “de salud mental”. Las consecuencias van mucho más allá y se extienden a lo físico, lo emocional y lo social. Afecta a la persona y, por rebote, a todo su entorno.
Plano físico
- Aumentan las probabilidades de sufrir hipertensión o problemas cardíacos.
- Los dolores musculares se vuelven permanentes.
- El sistema inmune se debilita, lo que lleva a enfermedades recurrentes.
Salud mental
- La ansiedad y la depresión se hacen presentes.
- Aparece el burnout: ese agotamiento extremo que ya no permite seguir funcionando.
- El sueño se altera y, con ello, todo el equilibrio diario.
Social y familiar
- Menos tiempo y energía para la vida personal.
- Irritabilidad o desconexión en las relaciones.
- Aislamiento creciente que genera más frustración.
En resumen, el estrés laboral no se queda en la oficina. Se filtra en todo. Y si no se gestiona, puede derivar en decisiones drásticas como renuncias, licencias prolongadas o cambios de rumbo profesional.
¿Cuáles son las estadísticas del estrés laboral en Chile?
Aunque a veces cuesta encontrar datos frescos, lo que hay ya pinta un panorama preocupante. Según la ENETS, una parte importante de los trabajadores en Chile admite estar sometida a altos niveles de tensión en el trabajo.
Las causas se repiten: jornadas largas, presión constante, miedo a perder el empleo y un escaso equilibrio entre trabajo y vida personal. Nada nuevo, pero cada vez más frecuente.
Chile, además, se alinea con países desarrollados donde el estrés laboral ya es una amenaza reconocida a la salud ocupacional. Y si se mira por sectores, hay focos más críticos: salud, educación y servicios financieros lideran la lista. En estos rubros, las exigencias son especialmente altas y el desgaste, más rápido.
¿En qué consiste la licencia por estrés laboral en Chile?
Acá, en nuestro país, no existe una “licencia por estrés laboral” como categoría específica. Pero eso no significa que no se pueda acceder a un reposo si el cuadro lo amerita. Lo que se utiliza en la práctica es la licencia por enfermedad común o por motivos de salud mental.
El proceso está regulado por FONASA e ISAPREs, dependiendo del sistema de salud al que esté afiliado el trabajador. Y parte con una evaluación médica. Si el profesional considera que el nivel de afectación impide seguir trabajando, se emite una licencia que debe ser entregada al empleador y luego validada por la entidad correspondiente.
Una vez aprobada, se activa el pago de subsidio por incapacidad laboral, siempre y cuando se cumplan los requisitos vigentes. Es un proceso administrativo que puede tener trabas, pero que en casos bien documentados suele avanzar sin mayores problemas.
¿Cuánto dura una licencia por estrés laboral?
No hay una fórmula exacta, porque todo depende del caso. Pero en términos generales, se parte con 7 a 14 días de licencia. En cuadros más severos, puede alargarse hasta un mes o incluso más, con prórrogas justificadas.
¿Qué factores se consideran?
- Gravedad de los síntomas.
- Necesidad de tratamiento psicológico o psiquiátrico.
- Evolución del paciente durante el reposo.
- Evaluación médica sobre la posibilidad de reintegración.
Si la recuperación no es completa, el médico tratante puede extender la licencia. Pero esto requiere documentación clara, un seguimiento clínico y la aceptación de la entidad de salud. Para las empresas, entender estos tiempos y no presionar por un retorno apresurado es clave para no agravar el cuadro.
¿Quién brinda la licencia por estrés laboral?
En Chile, no hay un único perfil profesional que se encargue de otorgar una licencia médica por estrés laboral. En la práctica, distintos especialistas pueden intervenir dependiendo del caso, el acceso del trabajador y el nivel de afectación que se observe.
Médicos generales
Son quienes habitualmente hacen el primer diagnóstico. Si perciben síntomas evidentes (agotamiento extremo, insomnio persistente o signos de ansiedad) pueden emitir la licencia sin mayor trámite.
Psiquiatras
Cuando la situación se vuelve más compleja o se arrastra en el tiempo, suelen ser ellos quienes asumen el seguimiento. Su rol es clave cuando ya hay cuadros depresivos o de angustia prolongada asociados al trabajo.
Psicólogos
Aunque no tienen autorización para firmar licencias médicas, su mirada clínica es fundamental. Pueden entregar informes, respaldar diagnósticos y orientar al paciente sobre los pasos a seguir, incluyendo la derivación a un médico o psiquiatra.
Una vez emitida la licencia, el procedimiento no se detiene ahí. El documento debe presentarse ante FONASA o la ISAPRE correspondiente para que sea evaluado y aprobado. Si se rechaza, existe la posibilidad de apelar y pedir una segunda revisión. No es automático, pero es parte del sistema.
Para las empresas, esto representa una oportunidad. El solo hecho de que existan licencias vinculadas al estrés laboral ya obliga a mirar hacia dentro. Implementar programas preventivos o canales de contención emocional no es solo una práctica recomendada, sino una señal concreta de gestión responsable desde recursos humanos.
¿Cómo demostrar que se tiene estrés laboral?
Probar que alguien atraviesa un cuadro de estrés laboral no es tan simple como llenar un formulario o relatar cómo se siente. Se necesita evidencia clínica, contexto laboral y, sobre todo, coherencia entre lo que se vive y lo que se puede demostrar.
Evaluación médica y psicológica
Todo parte con un diagnóstico formal. Médicos, psiquiatras o psicólogos analizan los síntomas, el historial del paciente y, en muchos casos, su entorno laboral. Esa mirada profesional es la que valida que efectivamente hay un cuadro de estrés.
Documentación de respaldo
No basta con decir que se está mal. Se requieren informes médicos, test psicológicos y certificados que respalden lo que se está viviendo. Estos documentos son la base para que una licencia tenga sustento.
Herramientas aplicadas dentro de la empresa
Algunas organizaciones (sobre todo en estructuras más grandes o en sectores con alta carga emocional) aplican encuestas de riesgo psicosocial. También existen herramientas como las de la Dirección del Trabajo, que ayudan a mapear condiciones de riesgo.
Eso sí, uno de los puntos más delicados es establecer que el estrés viene del trabajo y no de otras causas externas. A veces los límites se difuminan. Por eso, contar con un relato laboral claro, incluso respaldado por compañeros o jefaturas, puede marcar la diferencia.
¿Se puede despedir a un empleado por estrés laboral?
En el marco legal chileno, despedir a un trabajador con licencia médica activa (ya sea por estrés laboral o cualquier otra causa) está expresamente prohibido. Al menos mientras la licencia esté vigente y cumpla con los requisitos legales.
Ahora, en los casos en que el estrés se transforma en algo crónico y realmente impide que la persona siga desarrollando su trabajo, puede abrirse otro tipo de camino legal: la desafiliación por “necesidades de la empresa” o por “incapacidad sobreviniente”. Pero este tipo de medidas requieren de una justificación sólida, evaluación médica independiente y cumplimiento estricto del procedimiento legal.
Desde la mirada empresarial, lo relevante no es solo cumplir con la ley. También está el riesgo reputacional y el impacto interno que tiene un despido mal gestionado. Si el equipo percibe que alguien fue desvinculado por motivos de salud, se puede generar un clima de inseguridad que afecta a todos.
Entonces, más allá de lo que se puede hacer, lo que conviene es buscar soluciones alternativas: reubicaciones, pausas acompañadas, planes de retorno gradual. Desde RRHH, evitar llegar a una desvinculación forzada es parte del trabajo estratégico.
¿Cómo los recursos humanos pueden manejar el estrés laboral de los trabajadores?
Gestionar el estrés laboral no es un lujo, ni una moda pasajera. Es una necesidad concreta si se quiere cuidar el capital humano y mantener la productividad. Desde recursos humanos, hay muchas herramientas que se pueden poner sobre la mesa. Aquí, algunas de las más efectivas:
Programas de bienestar y salud mental
No basta con poner una charla al año. Se trata de generar iniciativas continuas que incluyan espacios de contención emocional, actividad física, talleres de autocuidado o pausas activas que se integren al día a día.
Medición de riesgos psicosociales
Aplicar encuestas, revisar cargas laborales, entender los puntos críticos. Con datos concretos, se pueden tomar decisiones con impacto real.
Conciliación laboral-personal
Flexibilizar jornadas, permitir trabajo remoto, fomentar el uso real de vacaciones. Todo lo que permita que las personas tengan espacio para vivir fuera del trabajo ayuda a prevenir el desgaste.
Apoyo psicológico profesional
Ya sea dentro de la empresa o a través de convenios externos, ofrecer atención psicológica es una señal potente de cuidado.
Formación a líderes
Muchas veces, el estrés parte en la jefatura. Capacitar a los líderes para que detecten señales tempranas y actúen con empatía hace una gran diferencia.
Monitoreo constante
Encuestas de clima, focus groups o incluso conversaciones informales pueden detectar puntos de tensión antes de que se transformen en licencias.
Organización del trabajo
Revisar que la carga esté bien distribuida, que los objetivos sean realistas, que no haya personas haciendo el trabajo de tres.
Las organizaciones que se toman esto en serio no solo bajan sus tasas de licencia. También fortalecen su cultura y retienen talento clave.
¿Qué actividades se recomiendan para evitar el estrés laboral?
Prevenir el estrés laboral no depende únicamente de la empresa. Cada persona también tiene herramientas para cuidar su salud mental y evitar que el desgaste se acumule. Algunas prácticas recomendadas:
Ejercicio físico regular
Moverse, aunque sea media hora al día, tiene un impacto directo en el ánimo y en el nivel de energía. No se trata de ser atleta, sino de activar el cuerpo.
Alimentación equilibrada
No es un detalle menor. Comer bien incide en cómo se enfrenta el día, la concentración y el manejo del ánimo.
Dormir lo suficiente
El descanso es clave. Dormir mal varios días seguidos no solo agota, también distorsiona la percepción del entorno y agrava el malestar.
Relajación consciente
Ya sea yoga, mindfulness o técnicas de respiración. Dedicar unos minutos al día para bajar revoluciones puede hacer una gran diferencia.
Gestión del tiempo
Tener claro qué es urgente, qué puede esperar y cuándo decir que no. Delegar, priorizar y evitar el multitasking permanente ayuda a reducir el agobio.
Separar trabajo y vida personal
Parece básico, pero en tiempos de hiperconectividad, cuesta más de lo que parece. Cortar a tiempo y proteger los espacios personales es fundamental.
Apoyo social y tiempo libre
Hablar con alguien, compartir lo que pasa, reírse, desconectarse un rato. Las relaciones humanas siguen siendo uno de los mejores antídotos contra el estrés.
¿Se puede presentar una demanda por estrés laboral?
Sí, es posible. Cuando el estrés laboral pasa de ser una incomodidad a un problema de salud serio y está directamente vinculado a las condiciones de trabajo, se abre la puerta a la vía judicial.
Demandas por daño moral o enfermedad profesional
Si se acredita que el trabajo fue la causa directa del deterioro de salud, el trabajador puede iniciar una demanda por daño moral o incluso por enfermedad profesional ante tribunales laborales o ante la mutual correspondiente.
Requisitos comunes
- Informes médicos que acrediten el diagnóstico y la gravedad del caso.
- Evaluaciones psicológicas que confirmen el impacto emocional.
- Evidencia de condiciones laborales adversas: correos, testigos, sobrecarga comprobada, malos tratos.
- Registros de denuncias previas (si las hubo) ante la Inspección del Trabajo u otras entidades.
El nexo causal como elemento clave
El punto clave es demostrar el nexo causal entre el entorno laboral y el deterioro de salud. No basta con sentirse mal. Tiene que haber respaldo técnico y evidencia concreta. Por eso, muchas veces estos casos se trabajan con apoyo legal y asesoría médica especializada.
El estrés laboral ya no es un tema de conversación entre psicólogos. Es una preocupación real en las organizaciones chilenas, con efectos directos en la productividad, la retención de talento y el clima laboral.
Desde recursos humanos, la tarea no es fácil. Pero sí es estratégica. Promover espacios de trabajo más humanos, detectar señales de alerta a tiempo, y articular medidas de contención es parte del rol que hoy se espera de quienes lideran personas.
Y del otro lado, los trabajadores también tienen un rol activo: cuidar sus hábitos, pedir ayuda cuando la necesitan y entender que el bienestar no es un lujo, sino una necesidad.
El desafío es compartido. La solución también.