Mobbing: ¿Cómo identificarlo?

Tabla de contenidos

  1. ¿Qué es el mobbing laboral en Chile?
  2. ¿Cuáles son las causas del mobbing en Chile?
  3. ¿Qué se considera mobbing?
  4. ¿Qué no se considera mobbing?
  5. ¿Cómo identificar el mobbing o acoso laboral?
  6. ¿Cuáles son las consecuencias del mobbing laboral?
  7. ¿Cuál es el marco legal del mobbing en Chile?
  8. ¿Cuál es el rol de recursos humanos en la prevención y gestión del mobbing?
  9. ¿Qué recursos y apoyo existen para víctimas de mobbing en Chile?

El concepto de mobbing ya no es algo desconocido en las conversaciones sobre ambiente laboral. Al contrario, en el último tiempo ha tomado fuerza porque se ha hecho más visible una realidad que por años se mantuvo oculta: el maltrato reiterado en el trabajo no solo daña a quien lo sufre, también desestructura equipos completos. En Chile, esta forma de violencia psicológica dejó de ser un rumor de pasillo para convertirse en un problema real, con consecuencias concretas tanto en la salud mental de las personas como en el rendimiento de las organizaciones. Y no se trata de un mal rato o una discusión puntual entre colegas: hablamos de un patrón sostenido en el tiempo que, si no se aborda, puede erosionar profundamente el clima laboral.

Desde el área de recursos humanos, este fenómeno no puede ser ignorado. Detectarlo a tiempo, entender qué lo provoca y aplicar estrategias concretas para enfrentarlo es parte del rol que les toca asumir a quienes lideran personas. Este artículo entra en detalle en qué se entiende por mobbing en Chile, cuáles son sus causas más comunes y cómo abordarlo desde la gestión de personas de forma seria y efectiva.

¿Qué es el mobbing laboral en Chile?

Cuando se habla de mobbing, se hace referencia a un tipo de acoso que no se nota a primera vista, pero que se va instalando lentamente. No es un grito en una reunión ni una crítica puntual: es un hostigamiento psicológico que se repite, que tiene intención de dañar, y que muchas veces viene acompañado de silencio o complicidad del entorno.

Este tipo de maltrato puede venir desde jefaturas, compañeros e incluso desde personas con menor jerarquía. Lo que lo hace grave es que no se trata de una situación aislada. Se construye con acciones pequeñas pero constantes: exclusiones, descalificaciones, sobrecargas de trabajo injustificadas o incluso burlas. Y el objetivo suele ser claro: hacerle la vida imposible a alguien.

Elementos clave del mobbing

  • Tiene intención de dañar: No es casual ni accidental. El propósito es perjudicar a la persona.
  • Es repetitivo: Ocurre varias veces, no es un hecho único.
  • Existe una relación desigual de poder: El agresor está en posición de ventaja o influencia.
  • Provoca consecuencias reales: Estrés, ansiedad, deterioro en la salud y bajo rendimiento.

No hay que confundirlo con otras situaciones como el acoso sexual, la discriminación o simplemente una carga laboral alta. El mobbing tiene una dinámica específica y un objetivo claro de exclusión o daño.

Y ojo con los mitos: no se da sólo en grandes empresas, ni las víctimas son necesariamente personas con bajo desempeño. A veces, quienes más sufren este tipo de acoso son justamente los que destacan por su compromiso o habilidades.

¿Cuáles son las causas del mobbing en Chile?

El mobbing no aparece de la nada. Suele incubarse en culturas laborales que, sin darse cuenta, dejan espacio para la hostilidad. También influye cómo se lidera, cómo se convive y qué tanto se normalizan ciertos comportamientos.

Factores organizacionales

  • Estilos de liderazgo autoritarios o ausentes: Donde no hay liderazgo positivo, crecen los abusos. Si se impone el miedo o simplemente no hay nadie que intervenga, el acoso se instala.
  • Culturas organizacionales tóxicas: Ambientes que premian la competencia desmedida o el individualismo tienden a generar relaciones laborales más agresivas y deshumanizadas.
  • Falta de manejo de conflictos: Cuando los desacuerdos no se resuelven, se transforman en enfrentamientos personales, y muchas veces, en acoso sistemático.
  • Presión laboral y sobrecarga: Altas exigencias sin los recursos adecuados generan estrés, y en ese clima, aparecen las fricciones que luego escalan.
  • Roles mal definidos: Cuando no está claro quién hace qué, surgen roces, cuestionamientos o incluso “castigos” informales que derivan en maltrato.
  • Cambios internos mal gestionados: Reestructuraciones, despidos o cambios de jefaturas, si no se comunican ni acompañan bien, dejan espacio para la exclusión y la violencia encubierta.
  • Competencia interna sin regulación: Si el mensaje es “cada uno por sí mismo”, es fácil que aparezcan conductas agresivas entre colegas que ven al otro como un obstáculo.

Factores individuales

  • Rasgos del acosador: Personas inseguras, narcisistas o que necesitan afirmarse dominando a otros suelen tener mayor tendencia a ejercer mobbing.
  • Vulnerabilidad de la víctima: Quienes tienen menos herramientas para poner límites, o viven momentos personales complejos, quedan más expuestos al hostigamiento.
  • Dinámicas de grupo disfuncionales: A veces el grupo presiona para excluir a alguien que no encaja, que piensa distinto o que simplemente es nuevo.

Otros Factores sociales y culturales

  • Tolerancia al maltrato: En algunos lugares aún se ve el acoso como parte “normal” del trabajo. Eso favorece su repetición y encubrimiento.
  • Desigualdades estructurales: El género, la edad, la etnia o el estatus socioeconómico siguen marcando diferencias que aumentan la vulnerabilidad de ciertos trabajadores.
  • Énfasis extremo en el éxito individual: Cuando solo importa destacar y ser el mejor, se pierden de vista los valores colectivos y el respeto básico en el trato.

¿Qué se considera mobbing?

El mobbing se instala de a poco, pero con una intención clara: afectar a una persona de forma psicológica hasta sacarla del camino. No siempre se da hacia abajo en la jerarquía. A veces viene de los pares, y en casos menos frecuentes, incluso desde subordinados. Lo que lo define es la repetición, la intención de dañar y el desequilibrio de poder.

Cuando no se detiene a tiempo, puede contagiar al resto del equipo, dañar gravemente el ambiente laboral y generar consecuencias legales si la empresa no actúa.

Ataques en el plano laboral

  • Desacreditar el trabajo: Cuestionar constantemente los logros o hacer comentarios negativos sin argumentos sólidos.
  • Críticas injustificadas: Feedback destructivo que no busca mejorar, sino humillar.
  • Difundir rumores: Información falsa o maliciosa que daña la reputación interna.
  • Excluir y aislar: No invitar a reuniones clave, ignorar opiniones, cortar el acceso a información relevante.
  • Amenazar o intimidar: Advertencias vagas sobre despidos, miradas o mensajes que generan miedo.
  • Ridiculizar o humillar: Burlarse del desempeño o de aspectos personales frente a otros.
  • Impedir el trabajo: No entregar recursos o herramientas necesarias para cumplir bien con las tareas.

A la vida personal

  • Invasión de la privacidad: Comentarios sobre su familia, su situación personal o creencias sin que haya confianza.
  • Críticas a sus valores: Desacreditar la forma en que piensa o vive.
  • Burlas sobre lo físico: Atacar su aspecto o estilo como forma de hacer daño.

Ataques a la salud

  • Sobrecarga y plazos imposibles: Asignar tareas que no se pueden cumplir solo para generar desgaste.
  • Cambios constantes de funciones: Desorganizar sus tareas para desorientarlo.
  • Encargos humillantes: Dar tareas degradantes que no corresponden a su cargo.
  • Negar descansos: No autorizar vacaciones o permisos necesarios, incluso cuando hay justificación médica.

¿Qué no se considera mobbing?

No todo conflicto es acoso. Hay situaciones tensas en el trabajo que no califican como mobbing porque no tienen la intención de dañar ni se repiten sistemáticamente.

Casos que no constituyen mobbing

  • Discusiones puntuales: Desacuerdos o roces que se dan de forma aislada y sin violencia.
  • Altas exigencias laborales: Contextos desafiantes donde la presión es pareja para todos.
  • Sanciones justificadas: Medidas que se aplican con base en el reglamento interno y de forma proporcional.
  • Expectativas de rendimiento: Metas ambiciosas que buscan mejorar el desempeño, sin traspasar el respeto.

Para hablar de mobbing, tiene que haber una intención sostenida de dañar, sin justificación objetiva y con efectos claros en la persona afectada. Desde la gestión de personas, identificar estos patrones es clave para frenar el daño a tiempo y construir espacios laborales más sanos.

¿Cómo identificar el mobbing o acoso laboral?

Detectar el mobbing a tiempo puede marcar la diferencia entre un problema contenible y un daño mucho más profundo, tanto para la persona afectada como para el equipo completo. Aunque no siempre es fácil de ver, hay señales que pueden alertar, tanto en quienes lo sufren como en el entorno que lo permite.

Señales que se manifiestan en la víctima

  • Malestares físicos persistentes: No es raro que quien sufre acoso termine desarrollando síntomas físicos. Dolor de cabeza constante, problemas estomacales, insomnio o una fatiga que no se pasa con descanso, son signos que muchas veces no se asocian de inmediato con el ambiente laboral, pero que sí responden al estrés acumulado.
  • Cambios en el estado emocional: Ansiedad, irritabilidad, tristeza profunda o incluso una baja fuerte en la autoestima pueden aparecer sin que haya una causa clara. La persona comienza a dudar de sí misma, se retrae, evita interactuar o se pone a la defensiva.
  • Bajón en el rendimiento: Errores que antes no ocurrían, demoras injustificadas, ausentismo o un bajo compromiso con el trabajo pueden ser una señal de que la persona está sobrepasada emocionalmente por lo que ocurre en su entorno.

Indicadores en el entorno de trabajo

  • Un clima tenso o enrarecido: Cuando en un equipo se instala el miedo, la desconfianza o el silencio, es momento de mirar más de cerca. No siempre se habla del tema, pero se siente en el aire.
  • Mala comunicación y faltas de respeto: Ambientes donde predomina el sarcasmo, las descalificaciones sutiles o la falta de diálogo abierto tienden a normalizar prácticas que pueden escalar a formas más agresivas de acoso.
  • Altas tasas de rotación o licencias: Si muchas personas están saliendo o faltando con frecuencia, puede haber algo más de fondo que una carga laboral alta. A veces, es una señal clara de desgaste o incluso de miedo.

¿Por qué cuesta tanto detectarlo?

  • Conductas disfrazadas: El mobbing no siempre se presenta como algo evidente. Puede camuflarse como “bromas pesadas”, supuestas exigencias del cargo o actitudes normalizadas por años.
  • Miedo a hablar: Las víctimas muchas veces callan por temor a perder el empleo, quedar mal vistas o no ser tomadas en serio. Eso hace que el problema se arrastre más de la cuenta.
  • Cultura que minimiza el daño: Cuando se escucha que “si no aguantas, este lugar no es para ti” o se valora al que “se la puede solo”, es más difícil que el acoso sea reconocido y tratado a tiempo.

¿Qué hacer desde la gestión?

  • Observar más allá de lo evidente: A veces el silencio o el bajo perfil de alguien dice más que mil palabras.
  • Estar disponible para escuchar: Que los líderes sean accesibles y no minimicen lo que se les plantea es clave.
  • Crear una cultura donde el respeto no se negocia: Si se promueve el trato justo y la colaboración, el mobbing pierde terreno.

¿Cuáles son las consecuencias del mobbing laboral?

Hablar de mobbing no es solo tocar un tema incómodo. Es enfrentar una realidad que puede dejar secuelas serias tanto en las personas como en las organizaciones. Y mientras más se postergue la acción, más alto es el costo.

Efectos para quien lo sufre

  • Impacto en la salud: La exposición constante a hostigamiento termina generando estrés crónico, ansiedad, cuadros depresivos e incluso trastornos físicos. En casos extremos, puede llevar a consecuencias graves como el intento de suicidio.
  • Aislamiento y desconexión: La persona afectada comienza a alejarse de su entorno, tanto en lo laboral como en lo personal. La confianza en sí misma se debilita y se pierde el sentido de pertenencia.
  • Desgaste profesional: Errores, ausencias y falta de motivación se vuelven frecuentes. No es que la persona no quiera trabajar, es que ya no puede sostener el ritmo bajo esas condiciones.

Consecuencias para la organización

  • Clima interno en deterioro: Un solo caso de mobbing puede contaminar el ambiente completo. Aparecen bandos, silencios, rumores y desmotivación generalizada.
  • Baja en la productividad: Cuando la energía se va en sobrevivir emocionalmente, el foco en los objetivos se pierde. Y eso impacta directo en los resultados.
  • Pérdida de talentos: Los buenos profesionales no se quedan donde no se sienten respetados. Si no se actúa a tiempo, se van sin mirar atrás.
  • Reputación en riesgo: En tiempos donde la marca empleadora importa, ser percibidos como un entorno tóxico puede afectar incluso la atracción de nuevos talentos.
  • Costos legales y económicos: Demandas, indemnizaciones, multas. Todo eso se puede evitar si se implementan medidas preventivas serias y efectivas.

Desde la gestión de personas, el mensaje es claro: prevenir es más barato, más humano y mucho más sostenible que reparar.

¿Cuál es el marco legal del mobbing en Chile?

El mobbing ya no es algo que se pueda barrer bajo la alfombra. La legislación chilena ha ido avanzando y hoy existen normas claras que obligan a las empresas a actuar.

Lo que establece la ley

  • Código del Trabajo (Artículo 2): Define el acoso laboral como toda conducta reiterada que humilla, maltrata o menoscaba a otro trabajador, afectando su dignidad o su estabilidad en el empleo.
  • Ley 21.643: Esta ley, de reciente promulgación, refuerza el deber de prevenir la violencia en el trabajo y obliga a las empresas a contar con protocolos de actuación frente a situaciones de acoso.

Lo que deben garantizar las empresas

  • Un entorno laboral seguro, sin hostigamiento ni violencia.
  • Procedimientos claros y accesibles para denunciar.
  • Investigación de los hechos y sanción a quienes correspondan.
  • Protección efectiva a las personas denunciantes.

Derechos de quienes sufren acoso

  • Denunciar sin temor a represalias.
  • Solicitar medidas de protección.
  • Acceder a orientación legal o psicológica si lo necesita.
  • Terminar su contrato con derecho a indemnización si el mobbing pone en riesgo su integridad.

¿Dónde denunciar?

  • Dentro de la empresa: A través de los canales internos establecidos.
  • En la Dirección del Trabajo: Donde pueden fiscalizar e incluso sancionar.
  • En tribunales de justicia: Si la situación ha escalado y ha generado un daño significativo.

El marco legal existe. Lo que falta muchas veces es que desde la empresa se le dé la seriedad que merece.

¿Cuál es el rol de recursos humanos en la prevención y gestión del mobbing?

El área de recursos humanos no solo debe responder cuando el daño ya está hecho. Su rol principal es adelantarse, crear condiciones seguras y promover relaciones laborales saludables.

Prevención: Donde empieza todo

  • Políticas claras y visibles: No basta con tener un protocolo en el papel. Es necesario que todos lo conozcan, que se hable de él y que se sepa cómo usarlo.
  • Formación continua: Entregar herramientas a líderes y equipos para que aprendan a identificar y enfrentar situaciones de acoso no es opcional: es parte del compromiso con un entorno laboral sano. La prevención parte por saber qué mirar y cómo actuar a tiempo.
  • Espacios de confianza: Quienes viven o presencian este tipo de situaciones deben tener claro a quién acudir, con la tranquilidad de que serán escuchados de verdad, sin temor a represalias ni consecuencias ocultas.
  • Liderazgo consciente: El comportamiento de jefaturas marca el tono de la organización. Liderar desde el respeto es una herramienta poderosa contra el mobbing.

Intervención: Cuando ya hay señales

  • Recibir y analizar las denuncias con seriedad y objetividad.
  • Proteger a la víctima mientras se investiga.
  • Sancionar cuando haya fundamentos claros.
  • Acompañar emocional y legalmente a quien lo necesite.

Seguimiento: No soltar el tema

  • Monitorear el clima laboral periódicamente.
  • Revisar si las medidas están funcionando o si hace falta ajustar.
  • Reparar cuando haya daño y, si se puede, rehabilitar relaciones.

Recursos humanos no puede ni debe estar solo en esto, pero sí tiene que liderar con convicción.

¿Qué recursos y apoyo existen para víctimas de mobbing en Chile?

Quienes enfrentan una situación de acoso laboral no tienen por qué cargar con eso a solas. En Chile existen canales y organizaciones que pueden brindar apoyo real.

Instituciones y redes de apoyo

  • Dirección del Trabajo: Ofrece orientación y permite hacer denuncias.
  • Universidades y centros comunitarios: Algunas casas de estudio ofrecen asesoría psicológica y jurídica gratuita o a bajo costo.
  • ONGs y fundaciones: Organizaciones sociales enfocadas en derechos laborales también brindan apoyo, sobre todo en casos donde no se cuenta con red formal.

Recomendaciones básicas para la víctima

  • Buscar ayuda profesional: Un psicólogo o abogado puede ofrecer contención y claridad sobre los pasos a seguir.
  • Documentar todo: Guardar correos, pantallazos, testigos o cualquier elemento que permita acreditar el hostigamiento.
  • No aislarse: Hablar con personas de confianza ayuda a validar lo que se está viviendo y a tomar fuerza para actuar.
  • Activar los canales formales: Aunque cueste, hacer la denuncia es el primer paso para salir de esa situación y evitar que se repita con otros.

El acoso laboral no es solo un problema personal o aislado: es una situación que, cuando no se aborda de forma seria, termina afectando la productividad, el clima interno y la credibilidad de la organización. En Chile, la legislación establece con claridad los mecanismos para prevenir y sancionar estas conductas, pero esperar a que la norma sea la única guía es quedarse corto. Hoy más que nunca, las empresas necesitan adoptar una postura proactiva.

Desde RRHH, el rol es clave. No basta con tener un protocolo impreso en un manual: lo importante es que existan políticas reales de prevención, canales de denuncia que funcionen sin trabas y un acompañamiento concreto a quienes viven situaciones de acoso. Eso implica escuchar, actuar a tiempo y, sobre todo, construir una cultura donde el respeto sea más que un valor declarado.

Crear espacios de trabajo seguros, sanos y respetuosos no solo protege a las personas. También fortalece la cultura organizacional, mejora la retención de talento y se traduce en resultados sostenibles en el tiempo. Porque en este tema, la omisión también deja huella. Y lo que está en juego no es solo una denuncia: es la forma en que una empresa elige cuidar —o no— a su gente.

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