Contratación: ¿Qué es? ¿Cómo es el proceso?

Tabla de contenidos

  1. ¿Qué es la contratación?
  2. ¿Cuál es la finalidad de la contratación?
  3. ¿Cómo es el proceso de contratación?
  4. ¿Qué tipos de contratación hay en el Ecuador?
  5. ¿Cuáles son los beneficios de la contratación para las empresas?
  6. ¿Cómo los recursos humanos gestionan la contratación?
  7. ¿Cuáles son las habilidades más solicitadas en la contratación?
  8. ¿Qué es la contratación pública en Ecuador?

Contratar a alguien va mucho más allá de firmar un papel. Es el momento en que la empresa y el futuro colaborador sellan, negro sobre blanco, qué espera uno del otro. Allí se definen las tareas, la paga, los beneficios y, en el fondo, se sientan las bases para una relación laboral estable y conforme a derecho. Cuando el proceso se hace bien, la compañía incorpora talento que encaja. El trabajador arranca con reglas claras, sin sorpresas ni letra pequeña.

En Ecuador, estas reglas están delineadas por el Código del Trabajo: tipos de contrato, plazos, aportes al IESS y demás requisitos que garantizan un trato justo. Para las empresas, dominar esa normativa no es opcional. Evita multas y, de paso, mejora la reputación como empleador. Para quien busca empleo, entender qué contrato le ofrecen —indefinido, eventual, por obra, teletrabajo— ayuda a tomar decisiones realistas sobre su futuro.

A lo largo de este texto revisaremos por qué la contratación importa, cuáles son sus pasos críticos —desde la selección hasta la firma— y qué modalidades reconoce la ley ecuatoriana. La idea es brindar una guía práctica para que las organizaciones contraten sin tropiezos. También para que los trabajadores lleguen a su puesto con las expectativas bien alineadas.

¿Qué es la contratación?

En términos simples, la contratación es el momento en que la empresa y el futuro colaborador firman un pacto que oficializa la relación laboral. Tú aportas tiempo y talento; la empresa, un salario y condiciones claras. Ese pacto se plasma en el contrato de trabajo. Allí quedan especificados el puesto, la remuneración, la jornada, los beneficios y las obligaciones de cada parte.

Conviene no confundir esta fase con el reclutamiento. Reclutar es salir a buscar —y evaluar— candidatos. Contratar es dar el visto bueno final y dejar constancia legal de lo acordado. Dicho de otro modo: el reclutamiento identifica a la persona idónea. La contratación marca el arranque formal de la colaboración.

¿Cuál es la finalidad de la contratación?

No se trata solo de cubrir la vacante que quedó libre. El objetivo es encontrar a alguien cuya experiencia y forma de trabajar encajen con lo que el puesto necesita y con el espíritu del equipo. Cuando esa combinación se logra, la productividad despega. El negocio gana impulso sin necesidad de reacomodar piezas cada pocos meses.

El contrato, por su parte, es la red de seguridad que pone por escrito sueldo, horario, responsabilidades y beneficios. Así, ni la empresa ni el colaborador avanzan a tientas y se evita el clásico “yo entendí otra cosa”. En Ecuador, respetar lo que dicta el Código del Trabajo no solo ahorra multas. También construye un ambiente de trabajo estable y justo, donde desde el primer día todos conocen sus derechos y lo que se espera de ellos.

¿Cómo es el proceso de contratación?

Todo arranca cuando la empresa detecta la necesidad de sumar a alguien nuevo. Puede ser porque el negocio crece, alguien se marcha o un área pide refuerzos. Acto seguido se traza el perfil del puesto —formación, experiencia y habilidades— para tener claro qué tipo de candidato encaja. Con el perfil listo, se publica la vacante en portales de empleo, redes y bolsas especializadas. Así empieza la avalancha de currículums.

Llega entonces la fase de filtro y entrevistas. Se revisan hojas de vida, se hacen llamadas o videollamadas. Según el rol, se aplican pruebas técnicas o psicométricas para medir competencias. Cuando asoma el candidato ideal, la empresa le extiende la oferta. Si hace falta, se negocian detalles como salario o fecha de ingreso.

El cierre lo pone la firma del contrato y un onboarding bien planificado. Incluye presentación al equipo, revisión de políticas internas y clarificación de objetivos para que el nuevo colaborador empiece con el pie derecho.

¿Qué tipos de contratación hay en el Ecuador?

El abanico contractual ecuatoriano es amplio para ajustarse a cada situación empresarial. El más sólido es el contrato por tiempo indefinido. Sin fecha de caducidad, da estabilidad al trabajador y le garantiza todos los beneficios de ley (IESS, vacaciones, décimos).

Cuando la necesidad es puntual, se recurre al contrato a plazo fijo. Suele ser de hasta un año y renovable. También está el contrato por obra o servicio determinado, que se extingue al terminar la tarea específica.

Para picos de demanda existe el contrato eventual. Es válido por un máximo de seis meses dentro del mismo año. Si la jornada no llega a tiempo completo, se firma un contrato a tiempo parcial, con sueldo proporcional a las horas trabajadas.

Por último, el contrato de aprendizaje abre la puerta a jóvenes que buscan experiencia mientras estudian. Dura hasta un año y paga una remuneración acorde a la formación en curso. De esta forma, la normativa permite flexibilidad sin perder de vista la protección de los derechos laborales.

¿Cuáles son los beneficios de la contratación para las empresas?

Una empresa que se toma en serio su proceso de contratación acaba rodeándose de gente que realmente hace la diferencia. Al definir con precisión el perfil y aplicar filtros inteligentes, el negocio atrae talento que ya llega con las habilidades justas para el puesto. Mejor aún, con la actitud que encaja en la cultura corporativa.

Cuando la persona correcta aterriza en la silla correcta, los tiempos de aprendizaje se acortan. La curva de productividad sube sin sobresaltos. Eso se traduce en menos desperdicio de recursos y en equipos que alcanzan metas con mayor agilidad.

Otro efecto directo es la reducción de la rotación. Cada salida cuesta —en dinero y en ánimo colectivo—, de modo que acertar a la primera evita tener que reiniciar el ciclo de búsqueda y capacitación cada pocos meses.

Además, al incorporar colaboradores cuyos valores coinciden con la misión de la organización, se refuerza un clima laboral cohesionado. En ese entorno, la colaboración fluye de manera natural. Esa coherencia interna termina proyectándose hacia afuera. Inversionistas, socios y clientes perciben a una empresa alineada, seria y bien gestionada. Eso potencia su reputación en el mercado.

¿Cómo los recursos humanos gestionan la contratación?

Desde RR. HH., la contratación arranca mucho antes de publicar la vacante. Todo parte de un mapeo de la fuerza laboral donde se proyectan los perfiles que la estrategia del negocio necesitará dentro de tres, seis o doce meses.

Con ese panorama, se redacta una descripción de rol precisa para atraer a los candidatos correctos —ni más ni menos— y se escogen los canales adecuados. Puede ser portales de empleo, redes profesionales o headhunting especializado, según el caso. Llegado el momento de evaluar postulantes, se combinan entrevistas por competencias, pruebas técnicas y ejercicios prácticos. Estos muestran cómo resolverían situaciones reales del puesto.

Cuando el candidato ideal acepta la oferta, RR. HH. se convierte en el encargado legal. Prepara el contrato conforme al Código del Trabajo, detalla beneficios y deja claros los deberes de ambos lados. No termina ahí. Una documentación laboral bien ordenada —nómina, acreditaciones, formularios de IESS— es crucial para auditorías y trámites internos.

Finalmente, un onboarding estructurado sella la jugada. El nuevo colaborador conoce la cultura, las herramientas y los objetivos desde el día uno. Esto acelera su adaptación y reduce el famoso “tiempo hasta aportar valor”.

¿Cuáles son las habilidades más solicitadas en la contratación?

Hoy el peso se reparte casi a partes iguales entre las soft skills y los conocimientos técnicos. Del lado de las habilidades blandas destacan la comunicación clara —saber explicar ideas y escuchar—, la facilidad para trabajar en equipo y la capacidad de resolver problemas sin esperar instrucciones al detalle.

Las empresas también valoran la mente crítica que pone en duda lo obvio. También la adaptabilidad para moverse con soltura cuando el mercado cambia de rumbo. Incluso en cargos que no son de jefatura, mostrar liderazgo —influir positivamente en otros y mantener el ánimo del grupo— suma muchos puntos.

En la acera técnica, cada sector tiene su propio “abecé”. Sin embargo, hay tendencias transversales: manejo de software especializado, análisis de datos, marketing digital y dominio de herramientas colaborativas en la nube.

En entornos globales, los idiomas extranjeros —sobre todo el inglés— cuentan como un plus para negociar o atender clientes en distintos husos horarios. Al final, la mezcla de un buen paquete técnico con soft skills robustas marca la diferencia entre un candidato aceptable y uno que el equipo directivo quiere fichar de inmediato.

¿Qué es la contratación pública en Ecuador?

La contratación pública es, básicamente, la manera en que el Estado compra bienes, servicios u obras para cubrir necesidades colectivas. Todo el proceso se rige por la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública (LOSNCP). Esta ley insiste en tres principios: transparencia —que el ciudadano pueda revisar cada paso—, eficiencia —que se gaste bien cada dólar— e igualdad de trato, garantizando que todos los proveedores compitan con las mismas reglas.

Existen varios caminos para adjudicar un contrato. El más común es la licitación. Allí el Estado publica las condiciones y los proveedores presentan ofertas en competencia abierta. Para servicios muy específicos, se usa el concurso público. Si se declara una emergencia, puede recurrirse a la contratación directa para agilizar la respuesta.

En todos los casos, las empresas interesadas deben inscribirse en el Registro Único de Proveedores (RUP). Además, deben administrar sus posturas a través del Portal de Compras Públicas y cumplir con los requisitos técnicos, financieros y legales que pide cada convocatoria. Así, el sistema busca equilibrar agilidad con vigilancia ciudadana y evitar que los recursos públicos se queden en el camino.

En pocas palabras, fichar a la persona correcta no es un trámite. Es la base sobre la que se levanta el desempeño y la cultura de toda la empresa. Cuando el proceso de contratación está bien pensado —desde la definición del perfil hasta el último paso del onboarding— la rotación baja, los equipos funcionan con más energía y los objetivos se alcanzan con menos fricción.

En el contexto ecuatoriano, dominar la variedad de contratos que permite el Código del Trabajo y las reglas de la contratación pública marca la diferencia entre crecer sin sobresaltos o tropezar con sanciones y pérdidas de oportunidad. Pero más allá de cumplir la ley, tratar la contratación como una herramienta estratégica refuerza la reputación de la firma, atrae mejor talento y sostiene un crecimiento sano y duradero.

  • Tags:
  • Artículo
  • Reclutamiento

¿Te gustó el artículo? Regálanos un aplauso

¿Te gustó el artículo?
Regálanos un aplauso

0
Anterior:

Reclutamiento

Contrato: ¿Qué es? ¿Cuáles son sus elementos? Contratar a alguien va mucho más allá de firmar un papel ...
Siguiente:

Recursos

Despido intempestivo: ¿Qué es? ¿Cómo funciona? Contratar a alguien va mucho más allá de firmar un papel ...


This will close in 0 seconds



This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds



This will close in 0 seconds



This will close in 0 seconds



This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds


This will close in 0 seconds


This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 20 seconds

This will close in 20 seconds

This will close in 120 seconds

This will close in 120 seconds

This will close in 203 seconds

This will close in 0 seconds

This will close in 0 seconds