Trabajador: ¿Cómo definirlo? ¿Cuáles son sus características?

En Argentina, la figura del trabajador ha tenido un rol protagónico en una historia marcada por luchas, conquistas y transformaciones constantes. Desde las primeras formas de organización laboral en la época colonial, basadas en la encomienda y la mita, hasta las modernas relaciones laborales del siglo XXI, el trabajo ha sido un eje central en la construcción de la identidad nacional. Organizaciones como la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) han jugado un papel clave en la defensa de los derechos laborales, especialmente en el sector público.

El concepto de “trabajador” en Argentina evoluciona junto con las transformaciones sociales, económicas y políticas del país. Además, los sindicatos argentinos han tenido un rol protagónico en la conquista de derechos laborales. El trabajo es un pilar fundamental para el desarrollo económico y social de Argentina y también contribuye a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Programas como “Potenciar Trabajo” buscan fortalecer la economía social y mejorar la empleabilidad de los sectores más vulnerables.

A continuación, analizaremos la evolución del concepto, su importancia en el entramado social y económico del país, sus características, derechos y los desafíos que enfrenta en un mundo laboral en constante cambio.

¿Qué es un trabajador?

La definición puede abordarse desde diferentes perspectivas. Legalmente, se encuentra delimitada en la Ley de Contrato de Trabajo, pero una definición más amplia abarca a toda persona que realiza una actividad productiva a cambio de una remuneración, independientemente de su modalidad de contratación.

La Ley de Contrato de Trabajo argentina (Ley Nº 20.744) lo define como aquella persona físicas que se obliga a realizar actos, ejecutar obras o prestar servicios a favor de otra, bajo la dependencia de ésta, durante un período determinado o indeterminado de tiempo, mediante el pago de una remuneración. 

Esta definición incluye no solo a los trabajadores en relación de dependencia, sino también a los autónomos, cooperativistas y otras formas de trabajo independiente.

¿Cuáles son las diferentes categorías de trabajadores?

Argentina, como muchos otros países, reconoce diferentes modalidades de trabajo, cada una con sus particularidades legales y contractuales. Estas categorías reflejan la diversidad del mercado laboral y las diferentes formas en que las personas se insertan en el sistema productivo.

• En relación de dependencia: Aquellos que trabajan bajo la subordinación de un empleador, con un contrato de trabajo y gozan de los derechos establecidos en la LCT.
• Autónomos: Trabajan de forma independiente, gestionando su propia actividad económica y asumiendo los riesgos de la misma.
• Cooperativistas: Miembros de cooperativas de trabajo, donde la propiedad y la gestión son colectivas.
• Temporarios: Contratados por un período determinado para cubrir una necesidad temporal de la empresa.
• A tiempo parcial: Trabajan menos horas que la jornada legal completa.

¿Cómo se puede describir a un trabajador?

Para comprender mejor la realidad del trabajador argentino, es necesario analizar sus características sociodemográficas, así como las habilidades y competencias que predominan en el mercado laboral. Estos datos nos permiten trazar un perfil promedio de las persona que trabajan en Argentina, y comprender mejor sus necesidades y desafíos.

Perfil del trabajador argentino promedio

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) correspondientes al tercer trimestre de 2024, el trabajador argentino promedio tiene entre 30 y 50 años, con un nivel educativo secundario completo o superior.

Los varones siguen superando en número a las mujeres, aunque esta tendencia podría revertirse en las próximas décadas. El nivel educativo ha ido en aumento, pero la mayoría de los trabajadores solo tienen estudios secundarios completos.

En cuanto a las habilidades técnicas varían según el sector, pero se observa una creciente demanda de habilidades digitales y blandas, como la capacidad de adaptación y el trabajo en equipo.

¿Cuáles son las características de un trabajador?

Más allá de las estadísticas, un trabajador puede ser definido por una serie de características personales, profesionales y sociales. Estas características influyen en su desempeño, su satisfacción laboral y su capacidad para integrarse y contribuir a un equipo de trabajo.

Características personales

Las características personales reflejan el desempeño laboral de un individuo. La motivación es lo que impulsa no solo a cumplir, sino a buscar la excelencia. El compromiso refleja la conexión emocional y la lealtad hacia los objetivos de la empresa. La responsabilidad, por su parte, implica la asunción plena de las consecuencias de las propias acciones. Finalmente, la proactividad se manifiesta en la capacidad de anticiparse a las necesidades, proponer mejoras y tomar la iniciativa.

Características profesionales

Las características profesionales son el conjunto de atributos adquiridos a través de la formación, la experiencia y el desarrollo continuo. Por empezar, la experiencia acumulada a lo largo de la trayectoria laboral, proporciona una valiosa perspectiva y la capacidad de resolver problemas con mayor eficacia. Los conocimientos adquiridos mediante la educación, son esenciales para comprender los fundamentos del trabajo. Las habilidades técnicas o blandas, determinan la capacidad para ejecutar tareas con destreza, adaptarse a nuevas tecnologías y seguir creciendo profesionalmente.

Características sociales

Las características sociales son vitales para la integración en el entorno laboral y su capacidad para colaborar de manera efectiva. Las relaciones interpersonales sólidas, cimentadas en el respeto, la empatía y la comunicación asertiva, fomentan la cooperación, minimizan los conflictos y crean un ambiente de confianza. La capacidad para el trabajo en equipo, es fundamental para alcanzar objetivos comunes y maximizar la sinergia dentro de la organización.

¿Qué define a un buen trabajador?

En un mercado laboral cada vez más competitivo y dinámico, las empresas buscan trabajadores que no solo cumplan con sus tareas, sino que también aporten valor agregado a la organización. Esto implica el desarrollo de competencias clave y la adhesión a los valores organizacionales.

Competencias clave

Las competencias clave son aquellas habilidades y aptitudes que permiten a una persona que trabaja destacarse y tener éxito en su puesto de trabajo.

• Adaptabilidad: Capacidad de ajustarse a los cambios y a las nuevas situaciones.
• Resolución de problemas: Habilidad para identificar y solucionar problemas de manera efectiva.
• Creatividad: Capacidad de generar ideas innovadoras y soluciones originales.
• Liderazgo: Habilidad para inspirar y motivar a otros, incluso sin tener un cargo jerárquico formal.

Valores organizacionales

Los valores organizacionales son los principios que guían el comportamiento de una empresa y sus empleados.

• Alineación con la misión y visión de la empresa: Comprender y compartir los objetivos de la organización.
• Ética profesional: Actuar con honestidad, integridad y responsabilidad.
• Compromiso con la calidad: Buscar la excelencia en el trabajo realizado.

¿Qué diferencias hay entre un trabajador y un empleado?

Aunque en el lenguaje cotidiano se suelen utilizar como sinónimos, existen algunas diferencias sutiles entre los términos “trabajador” y “empleado”. Estas diferencias se relacionan principalmente con el tipo de contrato, el nivel de autonomía y los beneficios asociados a cada modalidad.

Similitudes

• Realización de una actividad productiva: Tanto los trabajadores como los empleados dedican su tiempo y esfuerzo a la ejecución de tareas específicas que contribuyen a la producción de bienes o la prestación de servicios.
• Remuneración como contraprestación: La actividad laboral, tanto para trabajadores como para empleados, se realiza a cambio de una retribución económica previamente acordada.
• Contribución al funcionamiento de la economía: Tanto trabajadores como empleados, desde sus respectivos roles, son piezas fundamentales en el funcionamiento del sistema económico.
• Sujetos a normativas laborales: Si bien el grado de protección puede variar, tanto trabajadores como empleados están sujetos a un marco legal que regula aspectos básicos de la relación laboral.

Diferencias

El tipo de contrato y la relación de dependencia son las principales diferencias entre estas dos figuras.

• Tipo de contrato: Los empleados suelen tener contratos por tiempo indeterminado, mientras que los trabajadores pueden tener contratos temporales o ser autónomos.
• Nivel de autonomía: Los trabajadores autónomos tienen mayor autonomía en la organización de su trabajo.
• Beneficios sociales: Los empleados en relación de dependencia gozan de beneficios sociales establecidos por la LCT, mientras que los autónomos deben gestionar su propia cobertura.

¿Cómo un trabajador puede beneficiar a la empresa?

Trabajadores comprometidos y eficientes son un activo invaluable para cualquier empresa. Su aporte se traduce en un mejor desempeño general de la organización, a través de diversas vías que impactan positivamente en la productividad, la innovación y la imagen corporativa.

• Aumento de la productividad: A través de la eficiencia y la calidad en el trabajo.
• Innovación: Aportando nuevas ideas y soluciones a los desafíos de la empresa.
• Fidelización de clientes: Ofreciendo un buen servicio y atención al cliente.
• Fortalecimiento de la marca empleadora: Atrayendo a otros talentos a la empresa.

¿Cuáles son los factores que pueden modificar el desempeño del trabajador?

El desempeño de una persona que trabaja no es estático, sino que puede verse influenciado por una serie de factores, tanto internos como externos. Identificar y gestionar estos factores es crucial para mantener un buen clima laboral y maximizar la productividad.

Factores internos

Estos factores están relacionados con la esfera personal del trabajador.

• Motivación: El nivel de motivación intrínseca y extrínseca del trabajador.
• Satisfacción laboral: El grado de satisfacción con las condiciones de trabajo y el ambiente laboral.
• Salud: El estado de salud física y mental del trabajador.
• Bienestar emocional: El equilibrio emocional y la capacidad para manejar el estrés.