Tabla de contenidos
- ¿Qué es un despido laboral?
- ¿Cuál es el objetivo del despido laboral?
- ¿Cuáles son los motivos del despido laboral?
- ¿En qué consiste la carta de despido laboral?
- ¿Cómo redactar una carta de despido laboral?
- ¿Cuáles son los tipos de despido laboral?
- ¿Cómo se modifica el ambiente laboral por el despido laboral?
- ¿Cuál es el papel de los recursos humanos frente a un despido laboral?
Decidir poner fin a la relación con una persona del equipo es, probablemente, la instancia más sensible de la gestión de personas. El despido laboral no solo impacta a la persona que deja la empresa; también genera movimientos internos que afectan desde lo legal y lo operativo, hasta lo más sensible: el ambiente y las relaciones humanas dentro del equipo.
En Chile, las reglas del juego están claras: el Código del Trabajo fija las causales, los pasos y los derechos de quienes resultan desvinculados, justamente para evitar arbitrariedades y resguardar la dignidad de todos los involucrados.
A lo largo de estas líneas encontrarás una guía práctica y al día para encarar un despido laboral: desde las razones que lo pueden justificar, hasta el rol que debe asumir recursos humanos para llevar el proceso de manera justa, transparente y alineada con la norma.
¿Qué es un despido laboral?
Cuando la decisión de terminar el vínculo proviene de la empresa y no del trabajador, se está ante un despido laboral. En la práctica, es la firma la que da por cerrado el contrato por su cuenta, pero solo puede hacerlo si existen motivos legales que lo respalden; no basta con una simple voluntad. La ley chilena pone ciertos límites claros: no se trata solo de querer terminar el vínculo, sino de contar con una causa válida y seguir el procedimiento que corresponde.
En Chile, este tipo de desvinculación debe tener justificación. No se trata simplemente de tomar la decisión y ya. Para que un despido tenga respaldo legal, debe basarse en alguna de las causales que reconoce el Código del Trabajo. Y no es un detalle menor, porque dependiendo del motivo, cambian aspectos clave como el derecho a indemnización, el aviso previo o incluso la posibilidad de que el trabajador recurra a la Inspección del Trabajo o a tribunales para impugnar la medida.
Desde recursos humanos, manejar bien estas causales no es solo cumplir con la ley. Es una herramienta concreta para prevenir conflictos, evitar demandas innecesarias y consolidar una gestión laboral seria, alineada con buenas prácticas y respeto por las personas.
¿Cuál es el objetivo del despido laboral?
Por más incómodo que sea, el despido laboral también es parte de la gestión. A nadie le gusta llegar a ese punto, pero a veces la realidad manda: cuando la operación aprieta, las finanzas no dan tregua o surgen problemas disciplinarios graves, el despido se vuelve una medida inevitable.
Desde el punto de vista de la empresa, desvincular a una persona puede responder a varias razones. A veces tiene que ver con reestructuraciones internas o ajustes por razones de mercado. Otras veces, con bajo desempeño, incumplimientos o situaciones más complejas que afectan el clima laboral. Las principales razones por las que una empresa puede recurrir al despido:
Reducción de personal
Cuando la empresa necesita achicar su dotación por cambios del entorno, bajas en la demanda, fusiones o procesos de eficiencia. Esta causal suele canalizarse como “necesidades de la empresa”.
Incumplimientos graves
En casos donde el trabajador incurre en conductas inaceptables (robo, acoso, faltas reiteradas), el despido se considera con causa justificada, sin derecho a indemnización.
Bajo desempeño
Cuando hay un rendimiento sostenidamente por debajo de lo esperado, documentado y con evaluaciones previas. En estos casos, el despido se puede aplicar siempre que haya un manejo responsable del proceso.
Factores técnicos o económicos
También puede haber situaciones de fuerza mayor, como crisis financieras o tecnológicas, que obligan a hacer ajustes. Ahí la causal sigue siendo “necesidades de la empresa”, pero requiere justificación sólida.
Desde RRHH, manejar estos escenarios con criterio, documentación y empatía es clave para mitigar conflictos, evitar demandas y mantener relaciones laborales sanas, incluso cuando tocan decisiones difíciles.
¿Cuáles son los motivos del despido laboral?
La ley chilena no deja este tema al azar. Existen causales específicas por las que una empresa puede poner término a una relación laboral. Cada una con sus condiciones, y no todas conllevan indemnización. Las causales principales reconocidas por el Código del Trabajo son:
Necesidades de la empresa
Aquí entran razones económicas, técnicas o de estructura que justifican la desvinculación. Es común en reestructuraciones o bajas de producción. El trabajador tiene derecho a indemnización.
Incumplimientos graves
Si hay faltas como negligencia, violencia, faltas a la probidad o desobediencia reiterada, el despido se hace con causa justificada. En este caso, no se paga indemnización.
Bajo desempeño
Debe estar documentado con evaluaciones previas, advertencias y oportunidades de mejora. Es un terreno sensible, por eso es importante manejarlo con transparencia.
Acoso laboral o sexual
Conductas de hostigamiento o abuso en el entorno laboral también son causal de despido. Además del término del vínculo, pueden tener consecuencias legales adicionales.
Robo o apropiación indebida
Cualquier acto de sustracción de bienes de la empresa justifica un despido inmediato, y suele derivar en acciones legales paralelas.
Inasistencia sin justificación
Faltar al trabajo sin avisar ni justificar, de forma reiterada, también puede derivar en una desvinculación. Es clave contar con registros y notificaciones previas.
Para RRHH, conocer bien estas causales es parte del manual de supervivencia legal. Aplicarlas correctamente (con respaldo y documentación) reduce los riesgos y mejora la percepción interna del proceso.
¿En qué consiste la carta de despido laboral?
Cuando se toma la decisión de poner término a un contrato, no basta con comunicarlo verbalmente. La legislación chilena exige que esa decisión quede formalmente expresada mediante una carta de despido laboral.
Este documento debe detallar con claridad por qué se termina la relación, qué causal se invoca, cuáles son los hechos que la respaldan, y a partir de qué fecha se hace efectiva. También debe mencionar qué derechos le corresponden al trabajador: indemnización, finiquito, vacaciones pendientes, entre otros.
La forma de entrega también importa. Idealmente debe entregarse en mano, en el lugar de trabajo. Si eso no es posible, se debe enviar por carta certificada al domicilio que figure en el contrato o en el registro interno de la empresa.
Este paso, que a veces se toma como mero trámite, es en realidad una pieza clave para evitar conflictos legales. Redactar mal una carta o dejar fuera información esencial puede abrir la puerta a juicios laborales innecesarios.
¿Cómo redactar una carta de despido laboral?
No se trata solo de cumplir con un formato. Redactar una carta de despido de manera clara, precisa y alineada con la ley es una tarea crítica. Una carta mal armada puede costarle caro a la empresa, tanto en lo legal como en lo reputacional. Los elementos que no pueden faltar:
Identificación de las partes
Nombre completo, RUT, cargo y dirección del trabajador y del empleador. Todo debe estar correcto y actualizado.
Motivo del despido
Debe incluirse la causal legal invocada (según el Código del Trabajo) y una descripción concreta de los hechos que la justifican.
Fecha de término
Debe señalarse claramente cuándo se termina el vínculo. Si aplica, también se debe mencionar si hay indemnización sustitutiva de aviso previo.
Derechos del trabajador
Se debe informar qué pagos y beneficios corresponden: finiquito, indemnización, vacaciones proporcionales, entre otros.
Firma del empleador
El documento debe llevar la firma de quien representa legalmente a la empresa. La firma del trabajador es recomendable como constancia de recepción, aunque no obligatoria.
Desde gestión de personas, asegurarse de que esta carta esté bien construida no solo protege a la organización: también demuestra un manejo serio y respetuoso frente a una situación que, de por sí, ya es compleja para ambas partes.
¿Cuáles son los tipos de despido laboral?
En el mundo empresarial, las desvinculaciones son parte del ciclo laboral, aunque siempre implican decisiones delicadas. El despido laboral no ocurre de forma aislada ni sin consecuencias. Según su causa y forma, puede derivar en diferentes obligaciones legales y efectos dentro del equipo.
Saber distinguir los tipos de despido permite manejar estos procesos con mayor claridad. Desde recursos humanos, esto significa no solo aplicar correctamente la ley, sino también acompañar a los equipos en momentos que pueden ser emocional y organizacionalmente complejos. Para las personas afectadas, conocer el tipo de despido también es clave para entender qué derechos les asisten.
Según su justificación
- Despido justificado
Ocurre cuando la empresa invoca una causal válida según el Código del Trabajo: necesidades de la empresa, faltas graves o bajo rendimiento. Tiene respaldo legal, pero debe estar bien fundamentado. - Despido injustificado
Si no hay una razón clara o no se prueba la causal, se considera arbitrario. El trabajador puede reclamar y exigir indemnización.
Su forma
- Despido directo
El más habitual. La empresa comunica formalmente su decisión por escrito, explicando el motivo. - Despido indirecto
Lo inicia el trabajador, ante faltas graves del empleador (como no pago o maltrato). Puede implicar indemnización.
Según sus efectos
- Con derecho a indemnización
Aplica cuando la causa no es culpa del trabajador, como en despidos por necesidades de la empresa o sin justificación. - Sin derecho a indemnización
Se da cuando hay faltas graves del trabajador. En esos casos, no corresponde compensación.
¿Cómo se modifica el ambiente laboral por el despido laboral?
El despido laboral no solo impacta a quien deja la empresa. Su efecto se extiende al resto del equipo, al ánimo del área y a la cultura organizacional. Incluso cuando es necesario, si no se gestiona bien, puede dejar un sabor amargo en quienes se quedan.
Por eso, más allá del marco legal, es fundamental cuidar el proceso. La forma en que se comunica, el contexto en que ocurre y el mensaje que deja pueden influir directamente en la motivación, el compromiso y la confianza interna. En un entorno como el chileno, donde muchas empresas están trabajando fuerte por cuidar el clima y retener talento, esto cobra aún más relevancia.
Clima de incertidumbre
Cuando hay despidos (sobre todo si son sorpresivos o en masa) es habitual que aparezca el miedo. Las personas empiezan a preguntarse si serán las próximas, lo que baja la moral y afecta la productividad.
Pérdida de confianza
Un despido mal manejado, sin una comunicación clara o con señales contradictorias, puede erosionar la credibilidad de la empresa frente a su gente.
Caída en la motivación
Ver partir a un colega, sobre todo si tenía buena relación con el equipo, puede generar un bajón emocional. En algunos casos, incluso puede afectar la cohesión entre áreas.
Conflictos internos
Si hay sensación de injusticia o si se oculta información, pueden surgir rumores, resentimientos y quiebres dentro de los equipos, lo que termina dañando el ambiente de trabajo.
Desde RRHH, actuar con transparencia, comunicar con empatía y contener a quienes quedan es parte del proceso. No basta con cumplir con la ley: también hay que cuidar el tejido humano de la organización.
¿Cuál es el papel de los recursos humanos frente a un despido laboral?
El área de recursos humanos cumple un rol clave en todo proceso de desvinculación. No solo por encargarse de la parte legal y administrativa, sino porque también tiene la tarea de cuidar el clima, proteger a la organización y acompañar a las personas. El despido laboral, si bien a veces es inevitable, debe gestionarse con respeto, criterio y humanidad.
RRHH está en el centro de esa gestión. Desde la planificación hasta el cierre del proceso, pasando por la notificación, los pagos, la contención emocional y el análisis posterior. La forma en que se aborde una desvinculación puede marcar la diferencia entre una salida ordenada y un conflicto mayor.
Planificación
Antes de cualquier notificación, hay que revisar el contrato, validar la causal, analizar los riesgos y definir la estrategia. No todo es blanco o negro, y cada caso puede tener particularidades.
Comunicación
No se trata solo de entregar una carta. Hay que saber comunicar la decisión de forma profesional, empática y clara. Explicar los motivos, responder preguntas, y cuidar el trato en todo momento.
Apoyo
El impacto emocional de un despido puede ser fuerte. RRHH puede ofrecer acompañamiento, orientación en temas previsionales o incluso herramientas de transición laboral si el caso lo amerita.
Gestión documental
Cálculo de finiquitos, revisión de vacaciones pendientes, emisión de certificados… todo debe quedar bien registrado y cumplir con los plazos establecidos por ley.
Evaluación posterior
Después de la desvinculación, conviene hacer una lectura del impacto en el equipo. Escuchar a los líderes, detectar tensiones, reforzar la comunicación interna y contener el clima si es necesario.
Una gestión cuidadosa del despido laboral no solo protege a la empresa desde lo legal. También puede fortalecer la imagen interna, evitar rotación innecesaria y demostrar que, incluso en decisiones difíciles, se puede actuar con humanidad y coherencia.