Coaching: ¿Qué es? ¿En qué consiste?

Tabla de contenidos

  1. ¿Qué entendemos por coaching?
    • - Coaching versus otras disciplinas
    • - Principios fundamentales del coaching
  2. ¿Cómo funciona el proceso de coaching?
    • - Definición de objetivos
    • - Sesiones individuales
    • - Herramientas y técnicas
    • - Seguimiento y evaluación
  3. El coaching en el contexto chileno
    • - Un mercado en expansión
    • - Modalidades de coaching
    • - Costos y accesibilidad
  4. Coaching y Mentoría: ¿en qué se diferencian?
  5. Los principales tipos de coaching
    • - Coaching ejecutivo: Impulsando líderes organizacionales
    • - Coaching de vida: Enfocado en el bienestar personal
    • - Coaching de carrera: Orientación para el crecimiento profesional
    • - Otros tipos de coaching
  6. ¿Qué beneficios aporta el coaching en el ámbito laboral?
    • - Beneficios individuales
    • - Beneficios organizacionales
  7. Ventajas del coaching para los trabajadores
    • - Desarrollo personal y profesional
    • - Superación de obstáculos y desafíos
    • - Aumento de la conciencia de sí mismo
    • - Mayor claridad sobre los objetivos de vida
  8. ¿Cómo recursos humanos puede gestionar el coaching?
    • - Implementación de programas de coaching
    • - Selección de coaches
    • - Diseño de programas a medida
    • - Evaluación de resultados
    • - Integración del coaching en la cultura organizacional
  9. Beneficios del coaching para las empresas
    • - Clima laboral positivo
    • - Retención del talento
    • - Mayor innovación y creatividad

En el contexto laboral actual, donde todo cambia rápido y las exigencias no paran, el coaching se ha ido posicionando como una herramienta concreta para acompañar procesos de desarrollo real. Ya no es solo una moda ni algo que funciona solo a nivel individual. Hoy es parte de muchas estrategias organizacionales que buscan formar líderes más sólidos, alinear equipos y fomentar entornos de trabajo más sanos y sostenibles.

En el contexto chileno actual, esta práctica dejó de ser una curiosidad o una moda pasajera. Hoy forma parte del diseño estratégico de desarrollo de talento en muchas organizaciones, grandes y medianas. De hecho, hay organizaciones donde ya dejó de verse como un “extra” o un complemento. Hoy forma parte del corazón mismo de la gestión de personas. Y no es casualidad. Quienes lideran equipos o están a cargo de talento lo saben bien: vale la pena detenerse, mirar en detalle de qué se trata esta práctica, qué la hace distinta de otras y (sobre todo) qué tipo de impacto puede tener cuando se implementa con foco claro, criterio profesional y un propósito que haga sentido para la organización.

¿Qué entendemos por coaching?

Cuando se habla de coaching, no se trata de una fórmula mágica ni de una serie de consejos listos para aplicar. Más bien, es un proceso de acompañamiento con estructura, pero con espacio. Un espacio que busca movilizar a la persona desde donde está hacia donde realmente quiere estar. No hay respuestas estándar, tampoco recetas cerradas. Lo que hay son preguntas bien hechas, momentos de pausa para mirar con más claridad y herramientas prácticas que ayudan a tomar acción con propósito.

Lo interesante es que puede usarse en distintos planos. En lo profesional, por ejemplo, un gerente puede trabajar para pulir su liderazgo o revisar cómo está tomando decisiones. En lo personal, alguien puede enfocarse en ordenar sus prioridades o recuperar ese equilibrio que a veces se pierde entre el trabajo y la vida. Pero en todos los casos hay algo que no cambia: el coaching solo tiene sentido si la persona se compromete con su propio proceso. Sin eso, no hay cambio que se sostenga.

Coaching versus otras disciplinas

No se trata de una mentoría ni de una terapia, y entender esa diferencia es clave antes de integrarlo a cualquier plan de desarrollo.

  • Mentoría: Acá el foco está en compartir experiencia. El mentor guía desde lo que ha vivido, orienta con base en su recorrido personal o profesional, y entrega consejos concretos al aprendiz. 
  • Terapia: Suele abordar emociones más profundas y muchas veces pone la lupa en lo que pasó. Se busca entender cómo ciertas experiencias previas siguen marcando el presente. 
  • Coaching: Parte de otra lógica. Supone que la persona ya cuenta con herramientas propias, pero necesita reorganizarlas, mirar con otra luz lo que ya tiene o simplemente activarlas con apoyo. No mira hacia atrás, sino hacia adelante: se mueve entre lo que está pasando ahora y lo que se quiere construir.

Principios fundamentales del coaching

  • Enfoque en soluciones: Se priorizan acciones concretas por sobre el análisis excesivo del problema. 
  • Confidencialidad total: El proceso se construye sobre la base de la confianza. 
  • Responsabilidad compartida: El coach acompaña, pero quien lidera el cambio es el coachee. 

¿Cómo funciona el proceso de coaching?

El coaching no es una conversación informal ni una charla motivacional. Tiene estructura, método y etapas que permiten que el cambio ocurra de forma consistente.

Definición de objetivos

Todo proceso parte de una meta clara: ¿qué quiere lograr la persona? Puede ser mejorar la comunicación en su equipo, definir un nuevo rumbo profesional o trabajar la gestión del tiempo, por nombrar algunos.

Sesiones individuales

Generalmente se desarrollan encuentros de entre 45 y 60 minutos, donde el coach plantea preguntas estratégicas, invita a revisar creencias y ayuda a diseñar planes de acción. La frecuencia puede variar, pero lo más común es que sean semanales o quincenales.

Herramientas y técnicas

Se usan recursos de distintas disciplinas: ejercicios de visualización, mapas de fortalezas, dinámicas de planificación, entre otros. Todo adaptado al perfil y contexto del coachee.

Seguimiento y evaluación

No hay coaching efectivo sin seguimiento. Revisar avances, detectar trabas nuevas y ajustar lo necesario es parte del proceso.

El coaching en el contexto chileno

En los últimos cinco años, el coaching dejó de ser un servicio de nicho para convertirse en un recurso cada vez más presente en organizaciones chilenas, especialmente en las áreas de liderazgo, gestión de personas y desarrollo de carrera.

Un mercado en expansión

Las empresas están invirtiendo más en el desarrollo de sus líderes. Y eso se refleja en la demanda de procesos de coaching ejecutivo, programas de desarrollo interno y entrenamientos especializados. Hay instituciones como la ICF (International Coaching Federation) y algunas redes locales que hoy fijan estándares para garantizar calidad.

Modalidades de coaching

  • Presencial u online: ambas funcionan, dependiendo de la agenda, la distancia y el tipo de vínculo que se busque generar. 
  • Coaching ejecutivo: enfocado en líderes y gerencias. 
  • Coaching de vida: más centrado en desafíos personales. 
  • Coaching de carrera: útil para quienes están definiendo un nuevo rumbo o buscando reconectar con su propósito profesional. 

Costos y accesibilidad

Los precios varían bastante. Hay procesos premium para alta dirección, pero también programas accesibles en formato grupal o digital. Algunas empresas lo ofrecen como beneficio o como parte de un plan de desarrollo de talento.

Coaching y Mentoría: ¿en qué se diferencian?

Desde RRHH es clave no confundir roles ni metodologías. Aunque coaching y mentoría pueden convivir dentro de un plan de desarrollo, no apuntan a lo mismo.

Aspecto Coaching Mentoría
Objetivo Alcanzar metas puntuales superando bloqueos u obstáculos. Transferir experiencia y dar guía práctica.
Relación Formal, estructurada y de duración acotada. Más cercana, informal y de largo plazo.
Enfoque Fomenta el aprendizaje autónomo. Se basa en consejos directos y experiencias del mentor.
Método Usa preguntas y herramientas de reflexión. Se construye desde relatos, ejemplos y sugerencias.

 

Los principales tipos de coaching

Hoy por hoy, en el mundo laboral chileno, el coaching dejó de ser algo “de moda”. Se instaló, nomás. No como una receta mágica, pero sí como una herramienta que cada vez más empresas están considerando en serio. ¿Por qué? Porque viene mostrando que puede adaptarse a distintas realidades: desde desafíos personales hasta procesos organizacionales más complejos.

  • Hay quienes lo buscan para ordenar su vida, encontrar un equilibrio que hace rato se les viene escapando. 
  • Otros lo ven como un impulso profesional, una forma de destrabar decisiones, avanzar con más claridad o ganar confianza. 
  • Y en el plano empresarial, cada vez es más común que se use para acompañar a líderes, fortalecer equipos o empujar cambios culturales que, de otra forma, cuestan mucho más. 

Lo interesante es que no hay una sola forma de hacerlo. Se fue diversificando, tomando distintas formas según el objetivo. Y eso lo hace especialmente útil en contextos tan cambiantes como los que enfrentan hoy las organizaciones en Chile.

Coaching ejecutivo: Impulsando líderes organizacionales

En el mundo empresarial actual, cada vez más dinámico y cambiante, acompañar a quienes lideran se volvió una necesidad. Este tipo de coaching apunta directo a eso: fortalecer las habilidades de quienes ocupan roles clave, ayudándolos a crecer como líderes y a sacar lo mejor de sus equipos.

Tomemos un caso común en empresas chilenas: un gerente que viene cargando con todo el peso operativo, pero no logra delegar. Ahí entra el coach, como un aliado estratégico, para trabajar esa habilidad puntual. También puede ser útil cuando hay que enfrentar transiciones complejas, resolver conflictos internos o motivar a un equipo en tiempos difíciles.

Y lo interesante es que esto no queda solo en la persona. Cuando un líder mejora su forma de conducir, el impacto se irradia. Mejora el clima laboral, sube la productividad y se instala una forma de trabajar mucho más colaborativa.

Coaching de vida: Enfocado en el bienestar personal

En Chile, como pasa en muchas partes, cada vez cuesta más separar lo laboral de lo personal. Todo se mezcla. El estrés del trabajo se mete en la casa, y lo que pasa en la vida privada termina impactando en la pega. En ese contexto, el coaching de vida (o life coaching, como lo llaman algunos) empieza a hacer sentido. No como algo milagroso, sino como un espacio donde uno puede, por fin, parar un poco la máquina y empezar a ordenar el caos. Buscar ese equilibrio que, entre reuniones, correos y responsabilidades, muchas veces queda en el olvido.

Hay trabajadores que, por ejemplo, enfrentan altos niveles de estrés. Otros sienten que no avanzan o simplemente están desmotivados. Este enfoque ayuda a poner sobre la mesa esos temas, establecer metas que realmente hagan sentido, y encontrar caminos para vivir con más propósito y menos desgaste. Al final del día, ese bienestar personal termina reflejándose en un mejor desempeño laboral.

Coaching de carrera: Orientación para el crecimiento profesional

Planificar una carrera ya no es lo que era hace 20 años. Hoy, con cambios constantes y nuevas demandas, muchos trabajadores buscan acompañamiento para poder moverse con más claridad. Ahí entra este tipo de coaching, pensado justamente para guiar ese crecimiento profesional.

Imaginemos una situación concreta: alguien que quiere cambiar de trabajo, pero no sabe por dónde empezar. Un coach puede ayudarle a armar una estrategia, revisar el CV, entrenar entrevistas o identificar en qué áreas conviene capacitarse. Esta orientación no solo da herramientas, también potencia la confianza para tomar decisiones importantes.

Otros tipos de coaching

Hay otras formas de abordar el desarrollo, y todas tienen su lugar. Por ejemplo, cuando se trata de mejorar la dinámica de un equipo, el coaching grupal resulta clave. Sirve para alinear objetivos, ordenar los canales de comunicación y construir relaciones laborales más sólidas.

También existe el coaching para padres, una alternativa que no suele vincularse de inmediato al mundo del trabajo, pero que tiene mucho que ver. Padres y madres que se sienten más seguros en su rol familiar suelen enfrentar con más tranquilidad los desafíos en la oficina. Y eso, para cualquier organización, también suma.

¿Qué beneficios aporta el coaching en el ámbito laboral?

Más allá de las modas, el coaching está demostrando que aporta valor real. No solo para quien lo vive en primera persona, sino también para las empresas que lo integran como parte de su estrategia de desarrollo. Hay beneficios individuales, sí, pero también organizacionales que vale la pena considerar.

Beneficios individuales

El acompañamiento personalizado ayuda a los empleados a desarrollar habilidades clave, pero también refuerza su autoconfianza y motivación. Algunas ventajas concretas:

  • Más productividad: Cuando alguien aprende a priorizar y manejar mejor su tiempo, se nota en los resultados. 
  • Nuevas habilidades: Comunicación, liderazgo, manejo del conflicto… son herramientas que después impactan directo en el día a día. 
  • Confianza reforzada: Saber que uno tiene con qué enfrentar los desafíos hace toda la diferencia. 
  • Mayor satisfacción: Cuando las metas personales y profesionales se alinean, el trabajo se siente más significativo. 

Beneficios organizacionales

Para las empresas, sumar procesos de coaching no es solo una inversión en desarrollo. También se traduce en ventajas competitivas:

  • Mejor clima laboral: Los equipos con acompañamiento suelen funcionar con más armonía. 
  • Talento que se queda: Cuando la gente siente que la empresa apuesta por su crecimiento, hay menos rotación. 
  • Innovación activa: El coaching estimula el pensamiento creativo, y eso se nota en las propuestas que surgen. 

Ventajas del coaching para los trabajadores

Los beneficios se sienten de verdad. No sólo se reflejan en cómo se encara cada jornada laboral, sino también en las decisiones que se van tomando en el camino. Además, influyen directamente en la manera en que nos vinculamos con quienes nos rodean, ya sea en el equipo o fuera de él.

Desarrollo personal y profesional

El acompañamiento marca la diferencia. Porque no se trata solo de estar presente, sino de abrir un espacio para aprender, corregir el rumbo y atreverse a probar otras maneras de hacer las cosas. Gracias a eso, una persona puede, por ejemplo, desarrollar su liderazgo, ganar soltura al hablar en público o manejar mejor su tiempo. En definitiva, habilidades prácticas, aplicables en el día a día y realmente útiles.

Superación de obstáculos y desafíos

Hay etapas en las que el trabajo simplemente se hace pesado. No porque falte capacidad, sino porque surgen desafíos que agotan. En esos momentos, el coaching no viene a borrar los problemas, pero sí ofrece una nueva forma de enfrentarlos. Y cuando cambia la actitud, cambia también la manera de avanzar. A veces, eso basta para que todo empiece a moverse distinto.

Aumento de la conciencia de sí mismo

Hablar de autoconocimiento no es repetir una frase bonita. Al contrario, es reconocer que saber en qué estamos firmes y en qué áreas aún tropezamos es el punto de partida para avanzar. De ahí en adelante, contar con retroalimentación constante y un espacio donde poder reflexionar con honestidad se vuelve clave. Porque es en ese ejercicio continuo donde realmente empieza el crecimiento.

Mayor claridad sobre los objetivos de vida

A veces las cosas no están tan claras. No es raro sentirse un poco perdido, sin saber exactamente qué se quiere o hacia dónde se quiere ir. En esos casos, el coaching aparece como un espacio valioso para pausar, pensar con calma, ordenar las ideas y, finalmente, tomar decisiones con mayor claridad y confianza.

¿Cómo recursos humanos puede gestionar el coaching?

Si se quiere que esta herramienta funcione bien, RRHH tiene que tomar un rol activo. No alcanza con contratar un coach y cruzar los dedos.

Implementación de programas de coaching

Primero, hace falta diseñar programas pensados para la realidad de la empresa. No todos los equipos necesitan lo mismo. Y no todos los coaches sirven para cualquier situación.

Selección de coaches

Elegir bien es clave. Hay que mirar experiencia, certificaciones (como las de ICF), y sobre todo, que haya sintonía con la cultura interna. Si el vínculo no fluye, los resultados no aparecen.

Diseño de programas a medida

No sirve copiar-pegar metodologías. Desde RRHH conviene pensar qué equipos necesitan sesiones individuales y cuáles pueden funcionar mejor en grupo. Lo importante es que el enfoque se ajuste al contexto.

Evaluación de resultados

Hay que medir. No de forma burocrática, sino con indicadores claros: ¿Mejoraron ciertas habilidades? ¿Cambió algo en el clima del equipo? ¿Se cumplieron los objetivos? Sin esa evaluación, es difícil justificar la inversión.

Integración del coaching en la cultura organizacional

Cuando el coaching se vuelve parte del ADN de la empresa, sus efectos se amplifican. Pasa de ser un beneficio puntual a una práctica habitual que refuerza el aprendizaje continuo y el compromiso con el desarrollo del talento.

Beneficios del coaching para las empresas

No se trata únicamente de que cada persona rinda mejor. Cuando una organización aplica bien este enfoque, los efectos trascienden lo individual. De hecho, empiezan a notarse en aspectos concretos del negocio, impactando directamente en los resultados. Porque cuando el cambio es profundo, termina moviendo toda la estructura.

Clima laboral positivo

Un equipo que se siente escuchado, apoyado y desafiado positivamente, responde mejor. El ambiente cambia.

Retención del talento

Las personas quieren crecer. Si la empresa les da ese espacio, lo valoran. Y se quedan.

Mayor innovación y creatividad

Cuando hay más confianza, se proponen más ideas. Se arriesga más. Se mejora. Y eso impacta en toda la cadena de valor.

 

Como cierre, conviene decirlo sin vueltas: el coaching, bien aplicado, suma. Y mucho. En Chile, hay cada vez más empresas que se están tomando en serio esta herramienta para potenciar su liderazgo interno y cuidar a sus equipos.

Para los departamentos de RRHH, esto no es solo una moda o un extra. Es una estrategia potente que puede marcar la diferencia en cómo se atrae, se retiene y se desarrolla al talento. Eso sí, como toda inversión, requiere criterio: elegir coaches certificados, asegurarse de que haya conexión entre quien guía y quien participa, y evaluar el impacto.

El coaching llegó para quedarse. Y quienes lo integren bien, probablemente marquen la pauta en un mercado que, cada vez más, valora la capacidad de adaptarse, innovar y cuidar a su gente.

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