Tabla de contenidos
- ¿Qué es una boleta de honorarios?
- ¿Cuáles son los tipos de boletas de honorarios?
- ¿Para qué sirve una boleta de honorarios?
- ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de la boleta de honorarios?
- ¿Cómo funciona una boleta de honorarios?
- ¿Cuáles son las características de una boleta de honorarios?
- ¿Qué implicaciones tributarias posee la boleta de honorarios?
- ¿Cuáles son los cambios recientes y tendencias de la boleta de honorarios?
- ¿Cómo se realiza una boleta de honorarios?
- ¿Cuál es el papel de los recursos humanos frente a una boleta de honorarios?
Hoy por hoy, con el trabajo cada vez más fragmentado y orientado a proyectos, ya no sorprende cruzarse con profesionales que no están contratados de forma tradicional. Personas que ofrecen sus servicios por encargo, sin firmar un contrato fijo, y que se manejan por fuera de la estructura interna de la empresa. En ese escenario, la herramienta más usada para formalizar el vínculo sigue siendo la boleta de honorarios.
Ahora bien, este formato no genera una relación laboral en el sentido clásico. Eso significa que no hay vacaciones pagadas, ni cotizaciones automáticas, ni seguro de cesantía. Todo eso corre por cuenta del propio trabajador, si decide hacerlo. Es otra lógica.
Sectores como diseño, tecnología, consultoría o educación vienen impulsando con fuerza este modelo. Y no solo desde el lado de los trabajadores. Para muchas empresas, también se ha vuelto una salida viable para sumar talento en momentos puntuales, sin asumir las obligaciones que implica un contrato formal.
Por eso, desde RRHH (y también desde la mirada de quienes lideran) conviene tener claro cómo funciona este esquema, cuáles son sus implicancias y qué rol le toca a la empresa en este tipo de colaboraciones. Porque, aunque parezca menor, es un terreno que requiere criterio, orden y decisiones bien informadas.
¿Qué es una boleta de honorarios?
La boleta de honorarios no es otra cosa que un documento tributario que emite alguien que trabaja por su cuenta, cada vez que presta un servicio. Está regulada por el Servicio de Impuestos Internos (SII) y, al generarla, se aplica automáticamente una retención de impuestos sobre el total facturado.
En la práctica, esta boleta sirve para formalizar el cobro por un trabajo puntual. No implica dependencia laboral ni obligación de continuidad. Y eso cambia mucho las reglas del juego, tanto para quien trabaja como para quien contrata.
Diferencias con un contrato de trabajo
Acá está la gran diferencia: quien emite una boleta de honorarios no depende del empleador. No hay jornada fija, ni subordinación, ni beneficios laborales tradicionales. Por eso:
- No aplica el seguro de cesantía.
- Las cotizaciones previsionales y de salud corren por cuenta del propio trabajador.
- No hay vacaciones legales, ni indemnización por despido.
- Y los impuestos los liquida el SII según lo que el profesional declare.
Desde la gestión empresarial, esto implica un modelo más flexible, pero también exige claridad en los límites del vínculo y responsabilidad en cómo se articula la colaboración.
¿Cuáles son los tipos de boletas de honorarios?
En la práctica, existen dos variantes. La más común, y prácticamente obligatoria hoy, es la electrónica. Se emite desde el portal del SII y es la que usan la mayoría de los trabajadores independientes en Chile. Por otro lado, existe una versión en papel, pero es bastante excepcional. Se usa solo si hay alguna imposibilidad técnica o circunstancia que impida usar el sistema digital. En esos casos, además, el documento tiene que estar previamente timbrado por el SII.
¿Para qué sirve una boleta de honorarios?
Desde la mirada del trabajador, y también desde la gestión empresarial, la boleta de honorarios cumple varias funciones clave.
Acreditación de ingresos
Sirve como respaldo de ingresos reales. Eso es importante no solo para efectos tributarios, sino también si la persona quiere postular a un crédito, arrendar un departamento o presentar antecedentes ante alguna entidad. Es, en definitiva, una forma de demostrar que se generó un ingreso legítimo.
Base para el cálculo de impuestos
Todo lo que se factura a través de boletas de honorarios se considera parte de la base para calcular impuestos anuales. Hoy, el sistema retiene automáticamente el 14,5% del valor bruto, y esa retención la paga directamente la empresa contratante ante el SII. Para RRHH, esto implica un proceso operativo que no se puede descuidar.
Justificación de gastos
También funciona en el otro sentido: quienes trabajan de forma independiente pueden respaldar gastos relacionados con su actividad. Eso les permite, en algunos casos, deducir esos montos en la declaración anual. Desde el punto de vista de la gestión, esto también abre espacio a diálogos más sofisticados sobre condiciones de prestación de servicios y planificación tributaria.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de la boleta de honorarios?
Como casi todo en el mundo laboral, este sistema tiene sus luces y sombras, tanto para quienes trabajan bajo este esquema como para las empresas que los contratan.
Ventajas
- Permite trabajar con autonomía, eligiendo clientes y manejando tiempos.
- La carga administrativa es menor, sin contratos ni obligaciones de jornada.
- Se puede prestar servicios a varias empresas en paralelo, sin exclusividad.
- Posibilidad de deducir ciertos gastos al momento de declarar impuestos.
Desventajas
- No hay acceso automático a protección social. Todo debe gestionarse aparte.
- El trabajador asume sus impuestos, cotizaciones y responsabilidades legales.
- Los ingresos pueden ser inestables. No hay seguridad de continuidad.
- Una parte importante del pago se retiene desde el inicio por impuestos.
Para las organizaciones, entender esta ecuación es clave para establecer relaciones justas, claras y sostenibles con los colaboradores externos.
¿Cómo funciona una boleta de honorarios?
El proceso es simple, pero requiere cumplir ciertos pasos, tanto desde el lado del trabajador como desde el de la empresa que contrata el servicio.
Emisión
Se hace de manera online en el sitio del SII (www.sii.cl). El emisor debe estar registrado, tener clave tributaria y completar los datos del servicio prestado.
Contenido
Una boleta de honorarios debe incluir información básica pero precisa: nombre y RUT de ambas partes, descripción del trabajo, monto bruto, impuestos retenidos y fecha. Nada puede quedar fuera.
Pago
La empresa contratante realiza el pago, restando la retención del 14,5%. Y esa retención debe ser declarada y pagada al SII por quien contrató, no por quien prestó el servicio.
Retención en la fuente
Ese 14,5% no es decorativo. Es un anticipo del impuesto a la renta. Y si la empresa no lo paga a tiempo o lo hace mal, puede tener problemas serios con el SII. Desde RRHH, este punto merece atención permanente.
¿Cuáles son las características de una boleta de honorarios?
A diferencia de otros documentos laborales, la boleta de honorarios tiene rasgos muy propios.
Esporádica
La prestación del servicio no genera vínculo laboral ni continuidad asegurada. Puede ser un trabajo puntual, sin obligación de renovar o repetir.
Independencia
El profesional define tarifas, tiempos y condiciones. No está dentro de la estructura de la empresa ni responde a jerarquías internas. Para los equipos de RRHH, esto implica una relación más transaccional, que requiere cuidados específicos en términos de comunicación y claridad.
Responsabilidad
Desde 2020, la ley exige que quienes trabajan con boleta de honorarios coticen para salud y previsión sobre lo que facturan. Eso garantiza cierto acceso a licencias médicas o jubilación futura. Pero la gestión sigue siendo personal. La empresa no retiene ni paga esas cotizaciones. Por eso, aunque no sea responsabilidad directa, para las organizaciones tiene sentido preocuparse por educar, informar y acompañar.
¿Qué implicaciones tributarias posee la boleta de honorarios?
Cuando alguien trabaja por su cuenta y emite una boleta de honorarios, no solo está formalizando un servicio. También está activando un conjunto de obligaciones tributarias que no se pueden dejar pasar por alto. Son parte del “costo” de la independencia y, si no se manejan bien, pueden traer problemas.
Impuesto a la renta
Lo primero a tener presente es que toda boleta de honorarios genera un ingreso que cae dentro del impuesto a la renta. Hoy por hoy, el SII retiene automáticamente el 14,5% sobre el monto bruto. Quien contrata (ya sea empresa o persona) se encarga de esa retención y de declararla mes a mes. Después, en la Operación Renta, se ve si el trabajador debe pagar algo más, o si, por el contrario, le corresponde una devolución. Es un sistema que puede funcionar bien, pero requiere tener las cuentas claras.
IVA
En general, quienes prestan servicios profesionales como personas naturales no tienen que sumar IVA. Por eso, la boleta de honorarios no lo incluye. Ahora bien, si el servicio se presta a través de una empresa o sociedad, cambia el panorama: ahí sí se emite factura afecta a IVA. Por eso, no alcanza con saber qué servicio se presta. Hay que mirar la figura jurídica del prestador. Y eso, desde RRHH, puede marcar una diferencia clave en cómo se gestiona el vínculo.
Otras obligaciones tributarias
Aparte del impuesto a la renta, hay otros compromisos que no se pueden dejar fuera. Por ejemplo, si el ingreso anual supera cierto umbral, puede tocar hacer pagos provisionales mensuales (PPM). Además, desde 2020, quienes trabajan con boleta de honorarios están obligados a cotizar para salud y pensiones. Es decir, ya no basta con declarar ingresos: hay que pensar también en el sistema previsional y cómo se financian los beneficios a futuro.
¿Cuáles son los cambios recientes y tendencias de la boleta de honorarios?
En los últimos años, la figura de la boleta de honorarios fue cambiando. Ya no es solo un instrumento para freelances. Es parte de una discusión más amplia sobre cómo adaptarse a nuevas formas de trabajo que no calzan en el molde tradicional.
Legislación vigente
Uno de los ajustes más relevantes vino con la incorporación obligatoria al sistema previsional. Hoy, emitir boletas implica cotizar. No es optativo. Eso habilita el acceso a licencias médicas, cobertura de salud y ahorro para la jubilación. Pero también obliga a planificar esos pagos, porque no hay un empleador que los haga. Para las empresas, esto redefine la frontera entre “colaborador externo” y “trabajador protegido”.
Tendencias laborales
El trabajo remoto, el modelo freelance, la contratación por proyectos… todo eso empujó el uso de boletas de honorarios, especialmente en áreas como tecnología, diseño o consultoría. Muchas empresas optaron por esta vía como una forma de ganar flexibilidad y evitar la rigidez de un contrato laboral clásico. Pero ese mismo movimiento generó nuevas demandas: marcos legales más claros, reglas más equitativas y una mayor protección para quienes trabajan bajo este esquema.
¿Cómo se realiza una boleta de honorarios?
Emitir una boleta de honorarios no es complicado, pero sí tiene pasos que hay que seguir al pie de la letra. Saltarse alguno puede traer más de un dolor de cabeza.
Requisitos
Primero, quien emite debe estar registrado como trabajador independiente ante el SII y contar con su Clave Tributaria. No es un trámite difícil, pero sí conviene tener todo actualizado y entender qué obligaciones vienen con ese registro. Porque esto no es solo facturar: es asumir una forma distinta de tributar y cotizar.
Plataformas electrónicas
El SII exige que las boletas se hagan de forma electrónica. Se ingresa a www.sii.cl, se busca la sección correspondiente, y desde ahí se completa el formulario. Es rápido y queda todo inmediatamente registrado. Para RRHH, esto facilita mucho el control, especialmente si hay varios prestadores operando bajo este sistema.
Información requerida
Cada boleta tiene que contener una serie de datos mínimos: nombre y RUT de ambas partes, una descripción clara del servicio, el monto bruto, el 14,5% de retención, la fecha y el código de verificación que entrega el propio SII. Nada de eso es optativo. Hacerlo mal o incompleto puede generar observaciones, rechazos e incluso sanciones. Por eso, conviene que las áreas administrativas estén al tanto de estos detalles.
¿Cuál es el papel de los recursos humanos frente a una boleta de honorarios?
Aunque no haya vínculo laboral directo, el rol de RRHH frente a las boletas de honorarios no es menor. De hecho, es clave para evitar conflictos, cumplir con la normativa y gestionar bien la relación con quienes trabajan bajo esta modalidad.
Contratos de servicios
Toda relación con un prestador externo debería quedar formalizada por escrito. El contrato de prestación de servicios es el que delimita responsabilidades, define el alcance del trabajo, establece plazos y detalla condiciones de pago. Y algo no menor: deja explícito que no hay subordinación ni vínculo laboral. Eso, en caso de fiscalización o conflicto, puede marcar la diferencia.
Retención en la fuente
La empresa tiene que retener ese 14,5% del bruto que figura en la boleta y pagarlo al SII en los plazos fijados. No es un gesto, es una obligación legal. Si no se hace, la multa la paga la empresa. Así que desde RRHH y finanzas hay que tener ese flujo aceitado y sin margen de error.
Declaración de renta
Además, todo lo que se paga mediante boleta de honorarios se debe informar al SII a través del Formulario 1879. Ese registro es el que permite que la persona que prestó el servicio pueda después declarar correctamente y, en muchos casos, recuperar parte de lo retenido. Es una tarea administrativa, sí, pero tiene consecuencias reales si no se hace bien.
Beneficios sociales
Desde que se volvió obligatoria la cotización, quienes emiten boletas pueden acceder a salud, licencias médicas y previsión. Pero (y esto es clave) ellos mismos deben encargarse de eso. Nadie lo hace por ellos. Para las empresas, esto representa una oportunidad de apoyar, de informar, incluso de orientar. No es obligación, pero sí es una buena práctica que aporta al clima laboral, incluso con quienes no están “dentro” de la empresa.
En resumen, trabajar con boletas de honorarios permite a las organizaciones ganar flexibilidad y adaptarse mejor a contextos de cambio. Pero también exige tomar conciencia de que, detrás de cada boleta, hay una estructura tributaria y previsional que debe gestionarse bien.
Para quienes prestan servicios, mantenerse informados, llevar control de sus ingresos y entender sus derechos y obligaciones es parte de sobrevivir (y prosperar) en este modelo. Para las empresas, formalizar bien el vínculo, cumplir con la retención del impuesto y apoyar en la trazabilidad del proceso no es solo una tarea administrativa. Es una responsabilidad estratégica.
A futuro, es probable que la regulación siga cambiando. La conversación sobre protección social para independientes está sobre la mesa. Y desde el rol que ocupan los equipos de personas, conviene estar preparados para lo que venga, entendiendo que cada boleta no es solo un trámite más: es parte de un ecosistema laboral que sigue transformándose.