Hablar del RIMPE —el Régimen Impositivo para Microempresas y Negocios Populares— es mucho más que rellenar un formulario ante el SRI. Para miles de emprendedores, este régimen marca el paso de la informalidad a la legalidad. Para las grandes empresas, permite conocer la solidez y confiabilidad de sus proveedores. Si diriges personas, finanzas o estrategia, entenderlo te ayuda a presupuestar impuestos, a elegir aliados con certeza y a proteger tu reputación laboral y fiscal.
¿Qué es el RIMPE en Ecuador?
El RIMPE entró en vigor el 1 de enero de 2022 y reemplazó al antiguo RISE. Su fin es simplificar impuestos a negocios que facturan hasta USD 300 000 al año. Divide a los contribuyentes en dos grupos:
- Negocios populares: Ingresos de 0 a USD 20 000.
- Emprendedores: Ingresos de USD 20 001 a USD 300 000.
Con esta estructura, el SRI reduce trámites y costos. Para muchos es el puente que conecta la informalidad con el régimen general.
Para los Negocios Populares, la carga fiscal se resume en una sola cuota anual. En algunos tramos, incluso es de valor cero. Esa cuota ya incorpora el IVA. Así, un taller mecánico, una tienda de barrio o una cafetería pueden emitir notas de venta legales sin angustiarse por declaraciones mensuales.
Los Emprendedores, en cambio, pagan Impuesto a la Renta una vez al año, con una tarifa del 1 %–2 % sobre sus ingresos brutos. Además, declaran el IVA de forma semestral o mensual, según su actividad.
La gran ventaja frente al régimen general es la simplificación. Hay menos declaraciones y, en la mayoría de casos, no se exige contabilidad completa. Los comprobantes electrónicos incluyen leyendas específicas que agilizan el control tributario.
Eso sí, el mecanismo pone límites claros. Si un negocio supera los USD 20 000, pasa a la categoría de Emprendedor al año siguiente. Y si rebasa los USD 300 000, migra automáticamente al régimen general, asumiendo la contabilidad plena y el sistema de retenciones que esto implica.
¿Para qué sirve el RIMPE?
Desde la perspectiva del Estado, el RIMPE sirve para atraer a la formalidad a miles de pequeños negocios que antes operaban al margen de la regulación. Cada emprendedor que se inscribe empieza a emitir comprobantes electrónicos, a pagar una cuota –por pequeña que sea– y a integrarse a un sistema de datos que mejora la recaudación futura. Eso significa más transparencia y una base tributaria más amplia sin necesidad de incrementar impuestos a los contribuyentes ya cumplidores.
Para el propio emprendedor, la utilidad es doble. Por un lado, reduce la ansiedad de tener que presentar declaraciones complejas todos los meses; por otro, abre las puertas del sistema financiero: bancos y cooperativas exigen un Registro Único de Contribuyentes (RUC) activo y facturación legal para otorgar microcréditos, leasing o tarjetas empresariales. Dejar de ser “invisible” significa poder crecer con respaldo y acceder a programas estatales o privados de capacitación, compras públicas y alianzas comerciales.
Las empresas medianas y grandes también obtienen beneficios indirectos. Contar con proveedores RIMPE minimiza los riesgos de facturas sin validez, evita sanciones por recibir documentos de personas no registradas y simplifica el cálculo de retenciones. En un mercado donde la responsabilidad social y el cumplimiento normativo pesan cada vez más, trabajar con microempresas formalizadas fortalece la cadena de valor de punta a punta.
¿Cómo funciona el RIMPE?
Todo comienza con el RUC. Si tus ingresos brutos del último ejercicio no superan los 300 000 USD y tu actividad no está dentro de las excluidas, el sistema del Servicio de Rentas Internas (SRI) te coloca automáticamente en el RIMPE o te permite elegirlo en línea. Una vez dentro, cada factura electrónica que emitas llevará la leyenda correspondiente: “Negocio Popular – Régimen RIMPE” o “Contribuyente RIMPE”. Esa frase es tu cédula de identidad tributaria ante clientes, bancos y proveedores.
Los impuestos se pagan de forma distinta según la categoría. El Negocio Popular liquida su cuota anual en mayo, siguiendo el calendario del SRI; no presenta declaraciones de IVA ni de Retenciones. El Emprendedor, en cambio, declara IVA semestral o mensual (si vende productos gravados) y calcula su Impuesto a la Renta sobre la totalidad de los ingresos, aplicando la tarifa de 1 % o 2 %. No se requiere contabilidad completa cuando se trata de personas naturales, pero sí un registro ordenado de ingresos y gastos respaldados con comprobantes.
El SRI revisa cada año el volumen de ventas y, de ser necesario, te migra al régimen siguiente. Por ello, es vital que lleves un control interno: superar el límite sin planificarlo puede pillarte con obligaciones contables y fiscales más exigentes al año siguiente. Desde Recursos Humanos, además, debes recordar que pertenecer al RIMPE no exime de afiliar a tus trabajadores al IESS ni de cumplir con vacaciones, décimos o utilidades. La simplificación es tributaria, no laboral.
¿Por qué es importante el RIMPE para las empresas grandes?
Aunque el RIMPE parezca asunto de microempresas, su correcta gestión impacta directamente a las corporaciones. Al comprar a un proveedor RIMPE, la empresa debe procesar facturas con leyendas especiales y aplicar retenciones diferenciadas: a los Negocios Populares no se les retiene IVA ni Renta; a los Emprendedores, sí. Contabilidad y tesorería necesitan conocer esos matices para evitar pagos en exceso o, peor aún, omisiones que el SRI sanciona con recargos e intereses.
Desde el ángulo de la responsabilidad social, un proveedor formal es garantía de que cumple al menos con el salario básico, la afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y las prestaciones mínimas. Esa tranquilidad se vuelve estratégica cuando la compañía mantiene certificaciones ISO, reportes ESG o participa en licitaciones donde la trazabilidad laboral es un requisito. Ignorar el régimen de los proveedores puede traducirse en riesgos reputacionales difíciles de reparar.
Asimismo, el RIMPE influye en la negociación de precios. Un emprendedor que paga 1 % de Impuesto a la Renta y declara IVA semestral tiene flujos de caja distintos a los de un proveedor general que aporta 25 % sobre utilidades. Comprender esa diferencia ayuda a evaluar ofertas y plazos de pago, optimizando la cadena de suministro sin comprometer la calidad fiscal de la compañía.
¿Quién puede usar el RIMPE?
Pueden acogerse personas naturales –incluidos artesanos y profesionales con actividades no excluidas– y sociedades pequeñas cuyos ingresos anuales no rebasen los 300 000 USD. Dentro de ese universo, quienes facturan hasta 20 000 USD se etiquetan como Negocios Populares; de 20 001 a 300 000 USD, como Emprendedores. No importa si se trata de un taller mecánico, una tienda de ropa online o una microempresa familiar: lo decisivo es el nivel de ingresos y la actividad económica registrada.
Quedan fuera quienes ofrecen servicios profesionales liberales (abogados, médicos, arquitectos), las actividades de construcción, agroindustria, transporte pesado, sector financiero o explotación de recursos naturales, entre otras. Tampoco pueden optar los contribuyentes que pertenezcan a grupos económicos, tengan contratos petroleros o mineros, ni las personas cuyo único ingreso provenga de relación de dependencia. El espíritu del RIMPE es favorecer a negocios pequeños e independientes, no a empresas de gran escala que buscan reducir su carga fiscal.
Si tu actividad está en el limbo, lo mejor es revisar la lista de exclusiones publicada por el SRI y, de ser necesario, solicitar un pronunciamiento formal. Mantenerse en un régimen que no corresponde puede acarrear glosas y multas retroactivas que anulan cualquier ventaja inicial.
¿Cómo saber si una empresa o persona pertenece al RIMPE?
La forma más rápida es consultar el RUC en línea. Basta con ingresar al portal “SRI en Línea”, seleccionar “Consulta RUC” y escribir el número de cédula o RUC del contribuyente. El sistema mostrará el régimen: General, RIMPE – Negocio Popular o RIMPE – Emprendedor. Para verificaciones masivas (por ejemplo, antes de procesar el pago a cien proveedores), el SRI publica catálogos descargables en Excel que se actualizan cada cierto tiempo.
Otra práctica habitual es solicitar al proveedor una constancia de régimen impresa desde el propio portal: así se evitan números digitados al azar y se documenta el archivo del proveedor para auditorías internas. Independientemente del método, conviene repetir el proceso cada trimestre, porque un negocio puede migrar de categoría y, con ello, cambiar su tratamiento en materia de retenciones.
Recursos Humanos suele participar cuando contrata servicios puntuales –por ejemplo, capacitadores o médicos ocupacionales– para asegurarse de que no exista relación de dependencia encubierta y de que los comprobantes sean válidos. Un cruce rápido en la web del SRI evita dolores de cabeza futuros.
¿Cuál es la diferencia entre RISE y RIMPE?
El RISE, vigente hasta diciembre de 2021, era un régimen “ultrasimplificado” que permitía pagar una cuota mensual fija sin tener que declarar IVA ni Renta. Funcionó bien en sus primeros años, pero con el tiempo quedó desfasado: no exigía comprobantes electrónicos y carecía de escalas que reflejaran el verdadero tamaño de los negocios.
El RIMPE conserva la filosofía de simplificar, pero añade dos mejoras clave.
- Primero, diferencia entre micro negocios de subsistencia (Negocios Populares) y emprendimientos con mayor volumen (Emprendedores), con tarifas e impuestos acordes a cada rango.
- Segundo, impone la facturación electrónica y la declaración anual de Renta o semestral de IVA, lo que fortalece el control tributario y la trazabilidad ante clientes y bancos.
En otras palabras, el RISE era un buen punto de partida para la formalización; el RIMPE es la siguiente fase: demanda más orden, pero a cambio abre la puerta al financiamiento y a contratos más grandes. Quienes ya estaban inscritos en el RISE migraron de forma automática, sin perder antigüedad ni beneficios.
¿Cómo implementar correctamente el RIMPE en una empresa?
El proceso arranca confirmando los ingresos. Si tu facturación del año anterior está dentro de los límites y la actividad no está excluida, actualiza el RUC en el portal del SRI. Selecciona el régimen y descarga el nuevo certificado.
Luego viene la facturación electrónica: contacta a tu proveedor tecnológico para incorporar la leyenda correspondiente. Prueba un par de documentos antes de ponerlos en producción.
Finanzas debe ajustar el calendario tributario. Los Negocios Populares pagan una cuota anual, mientras que los Emprendedores declaran IVA de forma semestral o mensual y Renta en abril o mayo. Es aconsejable habilitar cuentas contables específicas para cada impuesto, a fin de no mezclarlos con el régimen general si la empresa maneja más de un RUC.
Recursos Humanos tiene un rol doble. Debe afiliar al IESS a cualquier colaborador, porque la simplificación del RIMPE no exime obligaciones laborales. Además, necesita capacitar al personal en la emisión de notas de venta o facturas y en la identificación de proveeduría RIMPE para aplicar retenciones correctas. Una reunión corta con el equipo de compras evita errores que, al cierre del año, pueden costar recargos por pagos mal retenidos.
¿Cuál es el rol de los recursos humanos frente al RIMPE?
Aunque parezca un asunto estrictamente contable, el RIMPE cruza varias veces la frontera laboral. Recursos Humanos verifica que los prestadores de servicios no encubran relaciones de dependencia. Si un capacitador factura como RIMPE – Emprendedor, pero recibe órdenes directas, cumple horario y usa email corporativo, podría considerarse empleado ante una inspección.
También corresponde a RRHH revisar que cualquier proveedor RIMPE cumpla con el IESS cuando subcontrata personal que trabajará dentro de las instalaciones de la empresa. Esta due diligence protege a la organización de multas solidarias por seguridad social y fortalece la cultura de cumplimiento interno.
Por último, el área de talento educa a los colaboradores —sobre todo a quienes tienen gastos reembolsables— acerca de cuáles comprobantes son válidos y qué leyendas deben aparecer. Evitar que un funcionario suba al sistema una nota de venta sin leyenda o una factura caducada ahorra tiempo de validación y previene rechazos en auditorías fiscales.
El RIMPE es mucho más que una sigla en la página del SRI. Representa un camino de formalidad y crecimiento para los pequeños negocios, una variable crítica para las grandes empresas que buscan cadenas de suministro sanas y un termómetro de transparencia para la economía ecuatoriana. Entender sus reglas —ingresos límites, facturación electrónica, cuotas y retenciones— permite a titulares de finanzas, recursos humanos y dirección general tomar decisiones mejor informadas, reducir riesgos y, sobre todo, construir relaciones de negocios basadas en la confianza y el cumplimiento.