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Violencia laboral: ¿Qué es? ¿Cómo se clasifica? ¿Qué lo provoca?

Tabla de contenidos

No es ningún secreto. La violencia laboral sigue siendo un lío serio que afecta a millones de personas en el planeta. Y no, no hablamos solo de golpes o empujones. Este tema va mucho más allá. Tiene que ver con gritos, insultos, miradas que intimidan, hasta propuestas sexuales fuera de lugar que terminan por destruir la salud emocional de quien lo vive.

Muchas veces, quienes lo sufren optan por callar. Tal vez por miedo a perder el trabajo, o porque sienten que ni siquiera hay reglas claras en la empresa para meter una queja. ¿Y qué pasa? Pues que el problema se sigue arrastrando, dañando no solo al trabajador, sino al ambiente general.

Hoy, es más urgente que nunca hablar de esto sin tapujos. Así que vamos a ir directo: Qué es, cómo se clasifica, qué lo provoca y cómo podemos frenarlo desde RRHH o dirección La idea es tener claro el mapa, para que cada empresa en México pueda poner manos a la obra.

¿Qué es la violencia laboral?

La Organización Mundial de la Salud lo pone sin rodeos. Habla de violencia laboral como cualquier acto abusivo que ocurra en el trabajo, con la intención de lastimar físicamente, destrozar emocionalmente o arruinar la reputación profesional de alguien.

Y ojo, que no es un tema menor. Desde su informe en 2002, la OMS ya calculaba que un cuarto de los trabajadores en el mundo había pasado por alguna forma de violencia en su empleo. Eso quiere decir que si hoy se juntan cuatro personas de tu equipo, estadísticamente una ya vivió algo así.

En México, vemos casos donde la víctima es marginada solo por venir de otra ciudad, hablar distinto o tener una creencia religiosa diferente. Se le ataca con chismes, bromas pesadas o tareas imposibles para quebrarla. Y claro, los efectos pegan en todos lados:

Por eso se dice que es un problema que refleja desigualdades sociales. Lo que pasa afuera, se cuela a la oficina y termina por amplificarse.

¿Cómo se clasifica la violencia laboral?

Cuando hablamos de violencia laboral, conviene separar bien las cosas para entender qué está pasando. No todo es igual, ni se maneja del mismo modo. En general, se puede dividir por el tipo de acto, su intensidad o quién agrede a quién. Por ejemplo:

  • Violencia física. Aquí es cuando hay golpes, jalones o cualquier contacto que lastime. Es lo más evidente, aunque no siempre lo más común.
  • Violencia verbal o psicológica. ¿Quién no ha escuchado historias de gritos, insultos, amenazas o bromas crueles que terminan dejando cicatrices emocionales? Todo eso cuenta.
  • Acoso sexual. Desde comentarios subidos de tono hasta tocamientos que nadie pidió o insinuaciones para obtener “favores”. Gravísimo, además de ilegal.
  • Hostigamiento laboral. Se da cuando alguien, de forma repetida, busca aislar, humillar o asustar a un compañero. A veces ni siquiera hace falta una sola palabra: bastan miradas, gestos o silencios cargados de intención.

Para cualquier empresa en México, no atender esto significa jugársela a perder talento y sembrar un ambiente laboral tóxico que a la larga cuesta más caro que invertir en prevención.

Tipos de violencia laboral

Ahora bien, dentro del mismo entorno laboral, también podemos mirar quién agrede a quién para detectar focos rojos. Ahí aparecen tres casos típicos:

  1. Acoso ascendente. Sucede cuando alguien en un puesto menor ataca o presiona a su jefe. Suena raro, pero pasa. Puede ir desde boicotear su trabajo hasta difundir chismes para debilitarlo.
  2. Acoso horizontal. Aquí son colegas del mismo nivel quienes cargan contra otro. El clásico: un grupo que decide hacerle vacío a un compañero, poniéndolo contra la pared.
  3. Acoso descendente. Este es el más común. Un superior hostiga a alguien con menos jerarquía. Incluso se usa para presionar a que renuncie “voluntariamente” y así la empresa se ahorre la liquidación. Muy triste, pero real.

Con esto claro, para el área de RRHH se vuelve fundamental no solo conocer las definiciones, sino tener protocolos activos que permitan detectarlo rápido, sin esperar a que el tema explote.

¿Qué provoca la violencia laboral?

No hay una sola causa. Más bien es un cóctel de factores que, combinados, terminan por detonar conflictos.Para aterrizarlo mejor, se pueden agrupar en tres grandes bloques:

Lugar de trabajo

  • Ambientes de alta presión. Metas imposibles, urgencias eternas, cero margen para el error. Eso eleva el estrés laboral y dispara roces.
  • Sobrecarga laboral. Cuando la carga rebasa lo humanamente manejable, aparece la frustración, y con ella, la chispa del pleito.
  • Falta de control sobre lo que se hace. Sentirse atado de manos o sin poder decidir nada provoca resentimientos.
  • Relaciones laborales rotas. Equipos divididos, favoritismos, comunicación deficiente. Terreno fértil para los conflictos.
  • Políticas empresariales flojas o inexistentes. Si no hay reglas claras para prevenir el acoso, se deja espacio para que todo pase sin consecuencias.

Individuales

  • Problemas de salud mental. Gente con depresión, ansiedad o estrés postraumático puede reaccionar mal en ciertos contextos.
  • Historial de violencia. Quien ya ha tenido episodios violentos antes, tiende a repetir patrones.
  • Traumas previos. Personas que arrastran experiencias duras pueden tener respuestas exageradas ante situaciones de conflicto.

Sociales y culturales

  • Normas sociales permisivas con la violencia. Si en la sociedad se normaliza el “aguántate” o el “así son las cosas”, el problema entra a la oficina sin pedir permiso.
  • Desigualdades de poder marcadas. Organizaciones con jerarquías muy rígidas o donde el liderazgo se ejerce con autoritarismo son un imán para el abuso.
  • Discriminación. Racismo, machismo, homofobia, clasismo… Son semillas que germinan rápido en violencia laboral.

¿Qué hacer si sufres violencia laboral?

Para los trabajadores en México, existe la PROFEDET, que básicamente es la defensora de tus derechos laborales. Ahí se pueden llevar casos de violencia laboral o discriminación.

Es clave juntar todas las pruebas posibles:

  1. Documentos
  2. Fotos o videos
  3. Grabaciones de voz
  4. Mensajes o correos
  5. Testimonios de colegas

Todo eso ayuda a armar el expediente y darle peso a la denuncia. En la PROFEDET revisan el caso a detalle y, si procede, dan seguimiento para que no quede solo en “pues ni modo”. Desde el lado de RRHH, conocer bien este proceso sirve para orientar a quien lo necesita y evitar que el tema escale a demandas mayores.

¿Cómo prevenir estas conductas?

A ver, prevenir la violencia laboral no es cosa de magia. No basta con poner un par de carteles motivacionales y listo. Hace falta un trabajo constante y, sobre todo, comprometido. Hay algunas estrategias básicas que cualquier empresa en México puede empezar a reforzar desde ya:

Desarrollo de políticas y procedimientos

  • Tener políticas claras que digan con todas sus letras que la violencia laboral está prohibida.
  • Que expliquen cómo reportar incidentes y qué pasos sigue la empresa para investigar y actuar.
  • Y no solo escribirlas para el archivo, sino compartirlas con todo el personal, sin excepciones.

Capacitación y concienciación

  • Ofrecer talleres o pláticas regulares sobre cómo detectar signos de violencia.
  • Enseñar qué hacer si se presencia o vive un caso.
  • Y dejar claro que reportar no es “ser chismoso”, sino cuidar el ambiente donde todos trabajan.

Crear un entorno laboral sano

  • Gestionar bien la carga de trabajo.
  • Promover relaciones laborales respetuosas.
  • Tener espacios donde la gente pueda expresar preocupaciones sin miedo.

Apoyo real a las víctimas

  • Dar acceso a consejería o acompañamiento psicológico.
  • Garantizar que se puedan levantar quejas sin temor a represalias.
  • Y tomar medidas para proteger la integridad física y emocional de quien denuncia.

Revisar y mejorar continuamente

  • Cada cierto tiempo conviene analizar si las políticas funcionan.
  • Escuchar lo que dicen los empleados, ver tendencias, ajustar lo que haga falta.
  • Porque lo que hoy funciona, mañana quizá ya no sea suficiente.

Para CEOs y líderes de RRHH, la clave está en no dejar que el tema muera en el papel. Tiene que sentirse en el día a día: en cómo se habla, en cómo se resuelven los roces y en qué tanto confía la gente para levantar la mano si algo anda mal.

Legislación sobre acoso laboral en México

En México este tema ya no es nuevo ni mucho menos. No estamos descubriendo el hilo negro. Hay leyes bien claras que dicen qué sí se vale en el trabajo… Y qué de plano no.

Para empezar, la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 3º Bis, deja clarito que el hostigamiento es cuando alguien con más poder usa esa ventaja para ejercer violencia, ya sea con palabras o con actos físicos. Y no solo se trata de jefes abusadores. Si la empresa lo permite o se hace de la vista gorda, también carga con responsabilidad. Las multas pueden ir desde 250 hasta 5000 veces el salario mínimo. Así que no son centavitos.

Luego vino la reforma laboral de 2023, que puso más presión todavía. Obliga a todas las empresas a tener protocolos para prevenir la discriminación de género, la violencia, el acoso sexual… Y también para quitar de raíz el trabajo infantil y forzoso.

Por si fuera poco, está el Convenio 190 de la OIT, que en México está vigente desde el 6 de julio de 2022. Eso garantiza el derecho de cualquier persona a trabajar en un lugar libre de violencia y acoso. Se dice fácil, pero aplicarlo es otro boleto.

Y no olvidemos el Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo, que pide hacer evaluaciones clínicas para detectar a quienes hayan sido víctimas de violencia laboral. Porque no basta con “ya pasó, ya ni modo”. Hay que darle seguimiento real.

Todo esto manda un mensaje directo para RRHH y para dirección: No basta con colgar un letrero que diga “Aquí respetamos a todos”. Eso suena bonito, pero si no hay acciones claras ni protocolos que realmente funcionen, se queda en pura fachada.

Combatiendo la violencia laboral 

Al final del día, la violencia laboral no es un problemita que se arregle con un correo masivo diciendo “seamos amables”. Es un asunto complejo, con mil capas, que si no se atiende en serio termina reventando por algún lado.

Por eso vale la pena verlo con calma. Entender bien qué es, cómo se da y por qué surge. Así uno ya sabe dónde está parado. Luego, clasificar bien los casos ayuda un montón. No es lo mismo un comentario fuera de lugar que un acoso sistemático para forzar a alguien a renunciar. Todo tiene su peso y su manera de enfrentarse.

Y claro, lo que no puede faltar son las políticas claras, las capacitaciones constantes y un seguimiento que no sea pura pantalla. Eso, sumado a darle verdadero apoyo a quien denuncia, hace toda la diferencia. Porque sí, proteger a cada persona es importante, pero esto va más allá. Se trata también de cuidar la cultura de la empresa, esa que con tanto trabajo se construye y que en un abrir y cerrar de ojos se puede echar a perder.

El respeto, la justicia y el bienestar en el lugar de trabajo no son lujos. Son lo que sostiene la reputación, la productividad y el talento que quieres retener. Y pues, con sus limitaciones, con tropiezos, con ajustes sobre la marcha… Vale mil veces más tener el compromiso real de mejorar, que solo aparentar con un par de reglamentos empolvados en un archivero.

Preguntas frecuentes

¿La violencia laboral perjudica la nómina?

Sin duda la violencia laboral le pega directo a la nómina, y no solo por lo obvio. Cuando un trabajador decide irse porque ya no soporta el ambiente laboral, el área de RRHH termina invirtiendo más en reclutar y capacitar a alguien nuevo. Eso sin contar que el ausentismo laboral y las incapacidades se disparan, lo que eleva los costos operativos. 

Si a esto sumas el riesgo de demandas y sanciones por no manejar bien los casos, el gasto en abogados y posibles indemnizaciones puede desbalancear cualquier presupuesto, afectando desde las prestaciones hasta los planes de crecimiento que tenía la empresa para reforzar su cultura organizacional.

¿De qué manera impacta la violencia laboral con el desempeño?

La violencia laboral termina minando el desempeño porque, seamos claros, ¿quién trabaja bien con miedo o ansiedad encima? Cuando un empleado vive o ve agresiones,suelen sufrir estrés laboral, baja su concentración, comete más errores y su motivación laboral se va al suelo, lo que compromete metas clave que cuida RRHH. Todo eso impacta en cadena: menos productividad, menos calidad y hasta pérdida de clientes.

¿Qué recursos ofrece la CONDUSEF para apoyar a empleados que han sido víctimas de violencia laboral y necesitan asesoría financiera?

La CONDUSEF tiene varias herramientas pensadas justo para empleados que, tras pasar por violencia laboral, necesitan un respiro en sus finanzas. Ofrecen asesoría gratuita para ayudarles a organizar deudas, entender sus derechos como usuarios de servicios financieros y hasta cómo reclamar si hubo algún abuso. 

Esto se vuelve clave para mantener la estabilidad económica y proteger prestaciones que muchas veces son el colchón de la familia. Además, estos apoyos ayudan a que el trabajador pueda concentrarse en su recuperación sin añadir más presión al bolsillo.

¿Cómo puede la violencia laboral impactar a los empleados que perciben el salario mínimo?

Pues imagínate, si para cualquiera es difícil, para alguien que gana el salario mínimo es todavía más pesado. Con la violencia laboral cargan doble: el estrés de aguantar malos tratos y la presión de no perder un sueldo que apenas alcanza para sacar los gastos del mes. Eso termina afectando su salud, su ánimo, y hasta hace que no usen bien las prestaciones por miedo a “dar problemas”. 

¿Qué papel juega el departamento de recursos humanos en la prevención y gestión de la violencia laboral?

Recursos humanos tiene un papel clave aquí, porque son los que ponen las reglas claras y ven que sí se cumplan. Ellos diseñan políticas, arman capacitaciones, abren canales para que la gente pueda quejarse sin miedo y se aseguran de que pase algo cuando alguien cruza la línea. 

¿Qué medidas pueden implementarse para asegurar que el fondo de ahorro de los empleados no se vea afectado por situaciones de violencia laboral?

Para que el fondo de ahorro no se vea en riesgo cuando hay problemas de violencia laboral, lo primero es tener políticas firmes que protejan a la gente y frenen estos casos desde el principio. 

También sirve un montón dar asesorías financieras y apoyo psicológico, así si alguien está pasando por algo fuerte, no revienta su bolsillo ni descuida sus prestaciones. Recursos humanos puede echar mano de talleres y pláticas que ayuden al personal a manejar mejor su dinero, incluso cuando el estrés aprieta. 

¿Qué servicios ofrece el IMSS para apoyar a empleados que han sido víctimas de violencia laboral?

El IMSS tiene varios servicios que pueden echarle la mano a empleados que han pasado por violencia laboral. Desde consultas médicas y terapias para tratar las secuelas físicas o emocionales, hasta orientación sobre sus derechos y cómo moverse legalmente si hace falta. 

También organiza talleres que buscan mejorar el ambiente y fortalecer la cultura organizacional, algo que a la larga impacta directo en recursos humanos y en el clima de toda la empresa. Con esto, además de cuidar su salud, ayudan a que no se pierdan prestaciones ni el sentido de seguridad que debería dar el trabajo.

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